lunes, 6 de marzo de 2017

CENA/TERTULIA: "VACÍO EXISTENCIAL" -¿EL HOMBRE NECESITA CREER EN UN SER SUPREMO?



ACTIVIDADES SÁBADO 11 MARZO

CENA/TERTULIA:  

"VACÍO EXISTENCIAL"
¿EL HOMBRE NECESITA CREER EN UN  SER SUPREMO?
DEL NIHILISMO AL EXISTENCIALISMO ATEO
¿HACIA DÓNDE VA EL SER HUMANO?
¿HACIA EL SENTIR TALADRANTE DE SU PROPIA  NADA?


NOTA IMPORTANTE:  LA ESENCIA DE LA TERTULIA ESTÁ EN ÉSTE NEWSLETTER, NO EN EL DOCUMENTAL, POR LO QUE SI TENÉIS TIEMPO Y QUERÉIS TENER UN CONOCIMIENTO DEL TEMA, LEED LA SIGUIENTE INFORMACIÓN.

ES MUY DIFÍCIL ENCONTRAR UN DOCUMENTAL QUE INCLUYA TODA LA TEMÁTICA, EN OCASIONES ME HAN COMENTADO QUE EL VÍDEO NO HA ABARCADO TODO EL TEMA, ES POR ESA RAZÓN QUE OS PIDO, QUE QUIEN PUEDA, LEA.



Nuestro punto de encuentro para éste Sábado 11 de Marzo a las 20:00 horas, será en el RESTAURANTE PIZZERIA GINOS de  BARCELONAhttp://www.ginos.es/, sito en la  céntrica Ronda Universidad, nº 27, esquina con Balmes y Rambla de Catalunya, y a muy pocos metros de la Plaza de Catalunya. Es un local confortable donde podremos tertuliar con tranquilidad, realizar una conferencia, y disfrutar de buena cena.
Importante: 


Cuando entréis en el restaurante habréis de bajar unas escaleras, allí encontraréis la sala comedor para grupos.


Vamos a estar en un salón privado donde estaremos libres de ruidos ambientales. 


A las 20:00 horas iniciaremos pase del documental  - -"EL VACÍO EXISTENCIAL" - ¿EL HOMBRE NECESITA CREER EN UN SER SUPREMO?-DEL NIHILISMO, AL EXISTENCIALISMO ATEO-  ¿HACIA DÓNDE VA EL SER HUMANO? ¿HACIA EL SENTIR TALADRANTE DE SU PROPIA NADA?.    Se ruega puntualidad. Tras visualizar dicho documental, realizaremos un DOCUFORUM relacionado con éste tema.

Sobre las 22 horas cenaremos.

Para los más marchosos, después de cenar iremos a tomar unos refrescos para seguir con la velada en un ambiente más distendido.


Ruego confirmar asistencia para efectuar reserva de comensales. Para reservar llamad al móvil 654113551,  Montse Guardia.

A las 20 horas iniciaremos pase de documental

"EL VACÍO EXISTENCIAL"
¿EL HOMBRE NECESITAT CREER EN UN SER SUPREMO?
DEL NIHILISMO, AL EXISTENCIALISMO ATEO
¿HACIA DÓNDE VA EL SER HUMANO?
¿HACIA EL SENTIR TALADRANTE DE SU PROPIA NADA?


 Se ruega puntualidad







Nietzsche emplea el término nihilismo al menos con dos significaciones:

Nihilismo activo: Como signo del creciente poder del espíritu.
Nihilismo pasivo: Como decadencia y retroceso del poder del espíritu.

En síntesis, el nihilismo se define en función de la voluntad de poder. Cuando esta voluntad disminuye o se agota, aparece el nihilismo, puesto que tal voluntad no es otra cosa que la esencia de la vida. De acuerdo al diagnóstico que realiza Nietzsche, este tipo de nihilismo está a punto de llegar porque todos los valores creados por la cultura occidental son falsos valores porque son la negación de la vida misma. Entonces, cuando esos valores ilusorios se derrumben, llegará necesariamente el nihilismo.

Contra ese nihilismo pasivo, Nietzsche reacciona con el nihilismo activo, que por un lado, es una potencia de destrucción que se origina en el creciente poder del espíritu, (los valores no caerán por sí solos sino que son destruidos directamente por la 'voluntad de poder', que los niega. Y por el otro, es condición necesaria para que la voluntad de poder cree nuevos valores.

La crítica de Nietzsche a la cultura occidental se centra en que la considera una manifestación de este nihilismo activo que intenta adelantarse al nihilismo pasivo y crear una civilización nueva antes de que la antigua sea definitivamente derrumbada.
Por Graciela Paula Caldeiro

En el pensamiento europeo, el concepto del nihilismo se equiparó con la destrucción de los valores tradicionales. Aunque el nihilismo nietzscheano parece apuntar hacia la interpretación tradicional, Nietzsche ve en el nihilismo una consecuencia de la propia tradición occidental: el cristianismo consumó la separación entre Dios y el mundo, devaluó las pulsiones naturales del hombre y puso al más acá en manos de la nada. La destrucción nietzscheana de los valores cristianos es, además, la destrucción de una religión que había aniquilado los valores de la Antigüedad. Nietzsche propugna un retorno a la Antigüedad grecorromana, que había colocado la autodeterminación en el centro de su filosofía y reconocido la tragicidad de la existencia humana.


"¡Casi ya dos milenios y ni un solo dios nuevo! Únicamente todavía y como si fuera ley, como un ultimátum y un máximum de la fuerza divina, del creator spiritus en el hombre, ese dios deplorable del monotonoteísmo europeo... y cuántos dioses nuevos serían aún posibles. A mí mismo, en quien entretanto el instinto religioso, es decir el instinto creador de la divinidad, otra vez ha querido revivir: ¡de qué manera tan diferente, tan diversa, se me ha manifestado lo divino! Yo no dudaría de que existen muchas clases de dioses " (KSA 13, mayo–junio 1888, 17 [4,5], 125/126; véase también KSA 6, AC, § 19, 185).



Cuando en la primavera de 1888, escasamente medio año antes de su colpaso mental, Nietzsche escribió este fragmento, la problemática del nihilismo europeo se encontraba en el centro de sus reflexiones y análisis; reflexiones que luego, en septiembre de ese mismo año, tuvieron una expresión condensada en su escrito polémico del Anticristo. Por esto tampoco es sorprendente que esta cita vuelva a aparecer literalmente en el Anticristo. En cualquier caso, la crítica de Nietzsche al monoteísmo occidental y, en particular, a la religión cristiana, se ubicaba en la tradición de la crítica a la religión del siglo XIX, que tenía sus raíces en la filosofía de la Ilustración y que alcanzó su cúspide después del derrumbe del sistema hegeliano. Feuerbach, Marx y Stirner partieron del hecho irrefutable de la muerte del monoteísmo judío y cristiano, y su ateísmo era tan radical e inapelable como el de Nietzsche (véase K. Löwith, Von Hegel zu Nietzsche); y, sin embargo, éste cuestionó la moral occidental como nadie lo había hecho antes.


El denominador común de estas concepciones era que el hombre, como ser creador de mitos y dioses, había inventado las diversas interpretaciones religiosas del mundo para poder encontrar su camino en él.



Para Nietzsche estaba claro que tanto el monoteísmo judeo–cristiano como también la religión cristiana creados por el hombre, eran construcciones míticas que no podían reivindicar para sí ninguna verdad. En todo caso, no fue ésta la única perspectiva desde la que Nietzsche se aproximó a la historia de las religiones. La creación e invención de religiones correspondía a un desempeño humano que, desde siempre, se había manejado más allá de la verdad y la mentira. La reflexión de Nietzsche sobre las diversas religiones siempre se vio marcada por la idea del valor que tenían éstas para la conformación de la vida humana; si eran vitalmente afirmativas o negativas, si representaban los valores aristocráticos de una élite o los instintos en pos de seguridad del hombre gregario, si tenían una postura afirmativa hacia los impulsos eróticos del ser humano o si buscaban reprimirlos. Únicamente hasta que uno toma en serio la perspectiva de Nietzsche sobre la utilidad u hostilidad de las religiones frente a la vida, más allá de cualquier contenido de verdad, es posible reconstruir el horizonte interpretativo desde el cual éste se aproximó a la historia de las religiones.


LA MUERTE DE LOS DIOSES – LA MUERTE DE DIOS




Desde muy temprano, Nietzsche entró ya en contacto con la idea de la muerte de los dioses del politeísmo. En 1870 leyó el ensayo del científico de las religiones anglo–alemán Max Müller, en el que se hablaba de la muerte de los dioses germánicos. En las anotaciones de Nietzsche correspondientes a ese año se encuentra la siguiente noción:

Todos los dioses deben morir, es el concepto alemán original que permea a la ciencia con toda su fuerza hasta ahora. La muerte de Sigurd, el descendiente de Odín, no podía conjurar la muerte de Balder, el hijo de Odín: a la muerte de Balder sigue la muerte de Odín y de todos los otros dioses (KSA 7; sept. 1870–enero 1971, 5[57], 107).

Sin duda, Nietzsche dio un nuevo sentido a las ideas del científico religioso Max Müller sobre la muerte de los dioses germánicos. Cuando Nietzsche retoma la frase de "todos los dioses deben morir", para él está claro que esta afirmación también es válida para el Dios cristiano. Esto es lo específicamente nuevo en la interpretación de Nietzsche. En tanto que Müller sólo alude al mundo politeísta de los dioses griegos, germanos o hindúes, Nietzsche sigue adelante y también declara como mortal al Dios del monoteísmo judeo–cristiano. Esto también se desprende de las anotaciones, cuando define al monoteísmo como "un mínimo de interpretación poética del mundo" (KSA 7; 5[30], p. 99). Que el dios judeo–cristiano era una invención, que impedía la vida verdadera, puede encontrarse en los escritos póstumos de este periodo. Bajo el título "Los dioses del arte", Nietzsche expone: ¿qué enseñanza se puede sacar de los griegos cuando se parte de su mundo festivo y cuando uno se oculta a sí mismo la seriedad? El recurso a la Antigüedad queda de esta manera plenamente justificado.

Hay que demostrar que en ellos existe una manifestación del mundo mucho más profunda que en nuestras desgarradas circunstancias, con una religión inoculada. Una de dos: o nosotros morimos a causa de esta religión, o esta religión muere a causa de nosotros. Yo creo en el concepto germánico original: "todos los dioses deben morir" (KSA 7, 5[115], 124/125).



Para Nietzsche, el Dios del monoteísmo judeo–cristiano es tan sólo un dios más entre los muchos dioses posibles y, por lo tanto, el veredicto de la muerte de los dioses recae también sobre él. Lo que en algunos fragmentos de Nietzsche sólo aparece en forma esbozada, pero que cobra cada vez más significado como interpretación en su obra posterior, es que el dios único como cúspide de la negación del mundo tenía que morir, para que el hombre pudiese vivir en armonía con su naturaleza y reapropiarse del mundo como el suyo propio. Años más tarde, a principios de los ochenta, Nietzsche resumió así esta posición, que ya aparecía en sus apuntes tempranos:


Mi tarea; restituir toda la belleza y grandeza que conferimos a las cosas como propiedad y creación del hombre, y como el mejor adorno y la más bella apología del mismo... Éste es su mayor "desprendimiento", la forma en que admira y adora, y no sabe ni quiere saber que él mismo creó lo que está admirando (KSA 9, otoño 1881, 12[34], 582).


Correspondiendo a su alto aprecio por la capacidad creadora de mitos del ser humano, Nietzsche lleva a cabo variaciones sobre conocidas tesis de Feuerbach. El asesino debe apropiarse de los atributos del dios asesinado, porque antes lo dotó de ellos. El hombre debe convertirse ahora en poeta, porque ya desde siempre ha sido el "poeta" el que le confirió a los dioses y al "mundo exterior" sus cualidades. Esto también se expresa en los siguientes apuntes que llevan como encabezado "Dios".

Lo hemos amado más que a nosotros mismos y no sólo le hemos sacrificado a nuestro "hijo unigénito".

¡Ustedes, ateos, se la ponen demasiado fácil! Bien, puede ser que sea como ustedes dicen: los hombres crearon a Dios, – ¿pero es éste un motivo para ya no ocuparse de él? Hasta ahora habíamos sacado la conclusión inversa: porque él creó a los hombres, Dios se ocupaba de ellos.

Ay amigo, pues qué han hecho los hombres desde hace miles de años si no es preocuparse por su Dios, etc. Pero si a pesar de ello ya no puede vivir, y ningún alimento le proporciona ya fuerza entonces [tiene que morir] (KSA 9, 12[202] 611).

Ya en la época en que escribía Aurora, Nietzsche quería contraponer al extinto cristianismo una alternativa, la cual, ciertamente, sólo fue desarrollada con más fuerza en su obra tardía.


Dios está muerto – ¿quién lo mató? Este sentimiento de haber matado al más santo y omnipotente debe aún sobrevenir también en cada uno de los individuos – ¡ahora es todavía muy pronto!, ¡muy débil!, ¡asesinato de asesinatos!, ¡nos despertamos como asesinos! ¿Cómo se consuela uno de algo así? ¿Cómo se purifica? ¿No tiene que convertirse uno mismo en el más santo y todopoderoso de los poetas? (KSA 9, otoño 1881, 12[77], p. 590).



De esta manera, la pérdida de Dios como ser supremo es apenas la que abre nuevas posibilidades a la existencia humana. El hombre que se plantea este desafío, que ya no desgasta su energía en un objetivo metafísico, en un dios como valor supremo, puede con ello sobreponerse a sí mismo.

  
El gran acontecimiento de que Dios ha muerto significa que todo el horizonte a partir del cual el hombre europeo ha interpretado su existencia desde hace dos milenios, como si todo estuviera dispuesto para la salvación de su alma, ha sido borrado. Sin embargo, como hasta ahora este credo cristiano constituía el centro y el valor esencial de la existencia humana, inicialmente debía parecer como si todas las cosas hubiesen perdido su valor esencial con la muerte de Dios.





Pero como para Nietzsche "el nuevo centro de gravedad" en esa existencia que aparentemente ha dejado de tener sentido es la idea del eterno retorno, se da una relación unívoca entre la muerte de Dios, el nihilismo que surge de ella y su autosuperación, para la afirmación categórica de una existencia que retorna eternamente y que, en sí misma, no es más que un "anillo", el gran anillo del mundo.

Sin embargo, como origen del nihilismo, la muerte de Dios es justamente también un motivo para la alegría filosófica, porque a pesar del oscurecimiento que trae en un principio como consecuencia, uno puede sentirse aliviado cuando sobre la voluntad del hombre ya no pesa ningún "tú debes"; cuando la muerte de Dios lo ha descargado de la conciencia de la culpa y del compromiso con la existencia.

Fuente extraída de:  http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-25032009000400004



EXISTENCIALISMO ATEO


El existencialismo ateo que se presenta aquí declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre, la realidad humana. El hombre, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Solo será después, y será tal como se haya hecho. Así pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no solo es tal como se concibe, sino tal como él se quiere. El hombre no es otra cosa que lo que él se hace.

El existencialista suele declarar que el hombre es angustia. Esto significa que el hombre que se compromete y que se da cuenta de que es no solo el que elige ser, sino también un legislador, que elige al mismo tiempo que a sí mismo a la humanidad entera, no suele escapar al sentimiento de su total y profunda responsabilidad. El existencialismo se opone decididamente a cierto tipo de moral laica que quisiera suprimir a Dios con el menor gasto posible. Nada se cambiará aunque Dios no exista.

El existencialista piensa que es muy incómodo que Dios no exista, porque con él desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible; ya no se puede tener el bien a priori, porque no hay más conciencia infinita y perfecta para pensarlo; no está escrito en ninguna parte que el bien exista, que haya que ser honrado, que no haya que mentir, puesto que precisamente estamos en un plano donde solamente hay hombres.

Este es el punto de partida del existencialismo: todo está permitido si Dios no existe. Y, en consecuencia, el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse. No encuentra ante todo excusas. No hay determinismo, el hombre es libre, el hombre es libertad.

Si Dios no existe, no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. Así no tenemos justificaciones o excusas. Estamos solos, sin excusas. El hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace.

Solo hay realidad en la acción; el hombre no es nada más que su proyecto, no existe más que en la medida en que se realiza, no es, por lo tanto, más que el conjunto de sus actos, nada más que su vida. No hay otro amor que el que se construye, no hay otra posibilidad de amor que la que se manifiesta en el amor. Un hombre que se compromete en la vida dibuja su figura, y fuera de esta figura no hay nada. Este pensamiento dispone a las gentes para comprender que solo cuenta la realidad, que los sueños, las esperas, las esperanzas, permiten solamente definir a un hombre como sueño desilusionado, como esperanzas abortadas, como esperas inútiles. Es decir, que esto lo define negativamente y no positivamente; sin embargo, cuando se dice: tú no eres otra cosa que tu vida, queremos decir que el hombre no es más que una serie de empresas, que es la suma, la organización, el conjunto de las relaciones que constituyen estas empresas.




Los existencialistas apuntan que el hombre se encuentra en una situación organizada, donde está él mismo comprometido. Compromete con su elección a la humanidad entera, y no puede evitar elegir. Elige sin referirse a valores preestablecidos. El hombre se hace, no está todo hecho desde el principio, se hace al elegir su moral, y la presión de las circunstancias es tal, que no puede dejar de elegir una. No definimos al hombre sino en relación con un compromiso. Si hemos definido la situación del hombre como una elección libre, sin excusas y sin ayuda, todo hombre que se refugia detrás de la excusa de sus pasiones, todo hombre que inventa un determinismo, es un hombre de mala fe.


Los actos de los hombres de buena fe tienen como última significación la búsqueda de la libertad como tal, en lo concreto. Queremos la libertad por la libertad y a través de cada circunstancia particular. Y al querer la libertad descubrimos que depende enteramente de la libertad de otros. En cuanto hay compromiso, estoy obligado a querer, al mismo tiempo que mi libertad, la libertad de los otros.


El sentido del humanismo significa que el hombre está continuamente fuera de sí mismo; es proyectándose fuera de sí mismo como hace existir al hombre y, por otra parte, es persiguiendo fines trascendentales como puede existir. No hay otro universo que este universo humano, el universo de la objetividad humana. Esta unión de la trascendencia, como constitutiva del hombre, no en el sentido en que Dios es trascendente, sino en el sentido de rebasamiento y de la subjetividad en el sentido de que el hombre no está encerrado en sí mismo sino presente siempre en un universo humano, es lo que llamamos humanismo existencialista. Humanismo porque recordamos al hombre que no hay otro legislador que él mismo, y que es en el desamparo donde decidirá de sí mismo, y porque mostramos que no es volviendo hacia sí mismo sino buscando fuera de sí un fin que es tal o cual liberación, tal o cual realización particular, como el hombre se realizará precisamente como humano.





El existencialismo no es de este modo un ateísmo en el sentido de que se extenuaría en demostrar que Dios no existe. Para los existencialistas, aunque Dios existiera, esto no cambiaría. No es que crean que Dios existe, sino que el problema no es el de su existencia; es necesario que el hombre se encuentre a sí mismo y se convenza de que nada puede salvarlo de sí mismo, así sea una prueba válida de la existencia de Dios. En este sentido, el existencialismo es un optimismo, una doctrina de acción.

Fuente extraída de:  http://manulondra-reflexiones.blogspot.com.es/2015/04/el-existencialismo-ateo-jean-paul-sartre.html



LA NECESIDAD DEL SER HUMANO DE CREER EN ALGO O ALGUIEN

J. Lacan dijo: “no es que Dios ha muerto sino que es inconsciente”.

La necesidad de la gente de creer es ancestral y de estructura. No hay sujeto humano que pueda vivir sin creer en algo, se llame como se llame. Hay multiplicidad de nombres para la creencia: Dios, ciencia, Naturaleza, fe, religiones, mitos e incluso ateísmo - ya que aún el ateísmo es la creencia en la no existencia de Dios -además de todas las ideologías (cosmovisiones) y filosofías varias (tanto orientales como occidentales). El sujeto está llamado a darle un sentido a su existencia y no hay nadie que escape a esta necesidad intrínseca a lo humano

Los psicoanalistas piensan que la vida en sí misma carece de un sentido (contrariamente a la visión religiosa) y por eso mismo cada uno tiene por delante la tarea de encontrarle un sentido que la justifique. Y, por qué no, también creen en la existencia de lo inconsciente como resorte fundamental de nuestra vida psíquica.

Uno de los más reconocidos analistas, J. Lacan, se refirió a esta cuestión diciendo: “no es que Dios ha muerto (como profetizaba Nietzche) sino que es inconsciente”. Parafraseándolo, dicho autor que Dios es una construcción consciente e inconsciente de los hombres para dar cuenta de la razón última, de la causa, y por ende es obvio pensar que la religión de los mortales es la creencia en un Otro, así, con mayúscula, que nos protege, nos ampara, nos ama y vela por nuestro bien.


La problemática subjetiva comienza desde el momento mismo de la adquisición del lenguaje, por la discordancia entre lo que se dice y lo que quisiéramos decir, donde las palabras parecen no abarcar nunca la dimensión del ser, que las trasciende.

Fuente extraída de: http://www.eltribuno.info/salta/nota/2013-10-26-2-43-0-la-necesidad-de-los-humanos-de-creer-en-algo-o-en-alguien



DOCUFORUM


https://www.youtube.com/watch?v=7BoGNoNFbX0&t=1190s


Se proyectará otro vídeo, éste no es el que veremos en la tertulia

Tras visualizar el documental se abrirá el debate, planteándose todas las opiniones o interrogantes que surjan sobre el tema en cuestión.


Cómo llegar a RESTAURANTE-PIZZERIA GINOS BARCELONA:




Sito en la  céntrica Ronda Universidad, nº 27, esquina con Balmes y Rambla de Catalunya, y a muy pocos metros de la Plaza de Catalunya en pleno corazón de la ciudad, tenéis 4 líneas de metros, e infinidad de líneas de autobuses.

También en la misma acera, para los que vengáis de cercanías, tenéis la RENFE.

Mejor ubicación imposible!!.


¡!Os esperamos!!


Móvil para confirmar asistencia o para cualquier consulta: 654113551

Montse Guardia.





GRUP PSICOGNOSIS SINGLES –GPS-

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