ACTIVIDADES SÁBADO 21 DE ENERO
CENA/TERTULIA:
APRENDIENDO A SER FELICES
"PSICOLOGÍA POSITIVA UN NUEVO PARADIGMA"
¿CENTRÁNDONOS EN LAS EMOCIONES POSITIVAS PODEMOS SUPERAR LOS CONFLICTOS NO RESUELTOS?
¿LA PSICOLOGÍA DEL FUTURO SE BASARÁ EN LA CONSTATACIÓN DE LA MODIFICACIÓN DE CONCIENCIA?
Stanislav Grof fundador de la psicología transpersonal
Precio de entrada al documental y tertulia: 3 euros
APRENDIENDO A SER FELICES
"PSICOLOGÍA POSITIVA UN NUEVO PARADIGMA"
¿CENTRÁNDONOS EN LAS EMOCIONES POSITIVAS PODEMOS SUPERAR LOS CONFLICTOS NO RESUELTOS?
¿LA PSICOLOGÍA DEL FUTURO SE BASARÁ EN LA CONSTATACIÓN DE LA MODIFICACIÓN DE CONCIENCIA?
Stanislav Grof fundador de la psicología transpersonal
Precio de entrada al documental y tertulia: 3 euros
NOTA IMPORTANTE: LA ESENCIA DE LA TERTULIA ESTÁ EN ÉSTE NEWSLETTER, NO EN EL DOCUMENTAL, POR LO QUE SI TENÉIS TIEMPO Y QUERÉIS TENER UN CONOCIMIENTO DEL TEMA, LEED LA SIGUIENTE INFORMACIÓN.
ES MUY DIFÍCIL ENCONTRAR UN DOCUMENTAL QUE INCLUYA TODA LA TEMÁTICA, EN OCASIONES ME HAN COMENTADO QUE EL VÍDEO NO HA ABARCADO TODO EL TEMA, ES POR ESA RAZÓN QUE OS PIDO, QUE QUIEN PUEDA, LEA.
Nuestro punto de encuentro para éste Sábado 21 de Enero a las 20:00 horas, será en el RESTAURANTE PIZZERIA GINOS de BARCELONA, http://www.ginos.es/, sito en la céntrica Ronda Universidad, nº 27, esquina con Balmes y Rambla de Catalunya, y a muy pocos metros de la Plaza de Catalunya. Es un local confortable donde podremos tertuliar con tranquilidad, realizar una conferencia, y disfrutar de buena cena.
Importante:
Cuando entréis en el restaurante habréis de bajar unas escaleras, allí encontraréis la sala comedor para grupos.
Cuando entréis en el restaurante habréis de bajar unas escaleras, allí encontraréis la sala comedor para grupos.
Vamos a estar en un salón privado donde estaremos libres de ruidos ambientales.
A las 20:00 horas iniciaremos pase del documental - APRENDIENDO A SER FELICES- "PSICOLOGÍA POSITIVA UN NUEVO PARADIGMA" ¿CENTRÁNDONOS EN LAS EMOCIONES POSITIVAS, PODEMOS SUPERAR LOS CONFLICTOS NO RESUELTOS? Se ruega puntualidad. Tras visualizar dicho documental, realizaremos un DOCUFORUM relacionado con éste tema.
Sobre las 22 horas cenaremos.
Para los más marchosos, después de cenar iremos a tomar unos refrescos para seguir con la velada en un ambiente más distendido.
Ruego confirmar asistencia para efectuar reserva de comensales. Para reservar llamad al móvil 654113551, Montse Guardia.
A las 20 horas iniciaremos pase de documental
"APRENDIENDO A SER FELICES
"PSICOLOGÍA POSITIVA UN NUEVO PARADIGMA"
¿CENTRÁNDONOS EN LAS EMOCIONES POSITIVAS, PODEMOS RESOLVER LOS CONFLICTOS NOS RESUELTOS?
"PSICOLOGÍA POSITIVA UN NUEVO PARADIGMA"
¿CENTRÁNDONOS EN LAS EMOCIONES POSITIVAS, PODEMOS RESOLVER LOS CONFLICTOS NOS RESUELTOS?
Se ruega puntualidad
¿Quién es Martin Seligman? Es un psicólogo estadounidense, actualmente profesor de esta materia en la universidad de Pensilvania, conocido por sus experimentos sobre la indefensión aprendida (learned helplessness) y su relación con la depresión y también por ser el fundador de la llamada “psicología positiva”.
Si hacemos el ejercicio de
preguntar a diferentes personas de todo tipo y condición por el objetivo de la
psicología y el papel de aquellos que a ella se dedican, seguramente
encontremos una respuesta predominante: tratar y curar los trastornos de la mente.
Ciertamente, durante muchos
años la psicología se ha centrado exclusivamente en el estudio de la patología
y la debilidad del ser humano, llegando a identificar y casi confundir
psicología con psicopatología y psicoterapia. Este fenómeno ha dado lugar a un
marco teórico de carácter patogénico que ha sesgado ampliamente el estudio de
la mente humana. Así, la focalización exclusiva en lo negativo que ha dominado
la psicología durante tanto tiempo, ha llevado a asumir un modelo de la
existencia humana que ha olvidado e incluso negado las características
positivas del ser humano (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000) y que ha
contribuido a adoptar una visión pesimista de la naturaleza humana (Gilham y
Seligman, 1999). De esta manera, características como la alegría, el optimismo,
la creatividad, el humor, la ilusión… han sido ignoradas o explicadas
superficialmente.
Las limitaciones de esta
focalización en lo negativo comienza ha ser puesta en evidencia en los últimos
años y en diferentes trastornos. Así por ejemplo, los trastornos depresivos
parecen encontrarse deficientemente explicados desde un modelo basado
exclusivamente en emociones negativas. La depresión no es sólo presencia de
emociones negativas, sino ausencia de emociones positivas, algo fundamental, por
ejemplo, a la hora de elaborar tratamientos. En este sentido, las técnicas y
terapias elaboradas para luchar contra la depresión se han centrado
tradicionalmente en la eliminación de emociones negativas como la apatía, la
tristeza, la indefensión, etc. Sin embargo, investigaciones llevadas a cabo en
los últimos años han comenzado a desarrollar estrategias de intervención
basadas en la estimulación en el sujeto deprimido de emociones positivas como
alegría, ilusión, esperanza, etc.
Gran parte de la investigación
y el esfuerzo teórico realizado por los psicólogos en los últimos años ha
estado centrada en buscar la manera de prevenir el desarrollo de trastornos en
sujetos potencialmente vulnerables (sujetos de riesgo). Sin embargo, no puede
obviarse, que aún hoy, la psicología se ha mostrado incapaz de dar solución a
esta cuestión. El modelo patogénico adoptado durante tantos años se ha mostrado
incapaz de acercarse a la prevención del trastorno mental. Quizá la clave de
este fracaso se encuentre en que la prevención siempre ha sido entendida desde
los aspectos negativos y se ha centrado en evitar o eliminar las emociones
negativas.
De hecho, los mayores
progresos en prevención han venido de perspectivas centradas en la construcción
sistemática de competencias (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). En este
sentido, se ha demostrado que existen fortalezas humanas que actúan como
amortiguadoras contra el trastorno mental y parece existir suficiente evidencia
empírica para afirmar que determinadas características positivas y fortalezas
humanas, como el optimismo, la esperanza, la perseverancia o el valor, entre
otras, actúan como barreras contra dichos trastornos.
La perspectiva
reduccionista ha convertido a la Psicología en una "ciencia de la
victimología" (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). De forma histórica, la
psicología ha concebido al ser humano como un sujeto pasivo, que reacciona ante
los estímulos del ambiente. El foco de la psicología aplicada se ha centrado en
curar el sufrimiento de los individuos y ha habido una explosión en la
investigación de los trastornos mentales y los efectos negativos de estímulos
estresores. Los profesionales tienen el cometido de tratar los trastornos
mentales de los pacientes dentro de un marco patogénico en el que es crucial la
reparación del daño.
Sin embargo, la psicología no es sólo un brazo de la
medicina centrado en la enfermedad-salud mental, es mucho más que eso. En los
últimos años se han alzado voces que, retomando las ideas de la psicología
humanista acerca de la necesidad del estudio de la "parte positiva"
de la existencia humana han aportado un sólido soporte empírico y científico a
esta parte descuidada de la psicología.
El término "psicología
positiva" ha sido desarrollado por Martin Seligman, investigador que,
habiendo dedicado gran parte de su carrera al trastorno mental y al desarrollo
de conceptos como la indefensión aprendida, ha dado un giro radical en su
orientación, elaborando y promoviendo una concepción más positiva de la especie
humana.
La psicología positiva
tiene como objetivo mejorar la calidad de vida y prevenir la aparición de
trastornos mentales y patologías. La concepción actual focalizada en lo
patológico se centra en corregir defectos y reparar aquello que ya se ha roto.
Por el contrario, la psicología positiva insiste en la construcción de
competencias y en la prevención.
Para Seligman, el concepto
de psicología positiva no es nuevo en la psicología, ya que antes de la Segunda
Guerra Mundial los objetivos principales de la psicología eran tres: curar los
trastornos mentales, hacer las vidas de las personas más productivas y plenas e
identificar y desarrollar el talento y la inteligencia de las personas. Sin
embargo, tras la guerra, diferentes eventos y circunstancias llevaron a la
psicología a olvidar dos de esos objetivos y a centrarse exclusivamente en el
trastorno mental y el sufrimiento humano (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000).
De la misma manera, podemos
encontrar claras tendencias positivistas en la corriente humanista de la
psicología, floreciente en los años 60 y representada por autores tan
reconocidos como Carl Rogers, Abraham Maslow o Erich Fromm. Desgraciadamente,
la psicología humanista no se ha visto acompañada de una base empírica sólida y
ha dado lugar a una inmensa cantidad de movimientos de autoayuda dudosos y poco
fiables (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000).
En esta búsqueda de lo
mejor del ser humano, de las cosas buenas que hacen que florezca su potencial,
la psicología positiva no confía en sueños dorados, utopías, espejismos, fe, ni
auto-engaño, sino que adopta el método de la psicología científica, ampliando
el campo tradicional de actuación y distanciándose de dudosos métodos de
autoayuda o filosofías espirituales que tanto proliferan en nuestros días.
En palabras de Martin
Seligman, la psicología positiva surge como un intento de superar la resistente
barrera del 65% de éxito que todas las psicoterapias han sido incapaces de
sobrepasar hasta hoy. Las técnicas que surgen de la investigación en psicología
positiva vienen a apoyar y complementar las ya existentes. Gracias a la
investigación teórica en torno a este área, el abanico de la intervención se
verá ampliamente enriquecido. En este sentido, la relación de variables como el
optimismo, el humor o las emociones positivas en los estados físicos de salud
se alza como uno de los puntos clave de la investigación en psicología
positiva. A lo largo de los próximos años es de esperar una gran cantidad de
resultados empíricos que vayan dando forma a una nueva teoría de la psicología.
La psicología positiva no
es… un movimiento filosófico ni espiritual, no pretende promover el crecimiento
espiritual ni humano a través de métodos dudosamente establecidos. No es un
ejercicio de autoayuda ni un método mágico para alcanzar la felicidad. No
pretende ser un abrigo bajo el que arropar creencias y dogmas de fe, ni
siquiera un camino a seguir por nadie. La psicología positiva no debe ser
confundida en ningún caso con una corriente dogmática que pretende atraer
adeptos ni seguidores, y en ningún caso debe ser entendida fuera de un riguroso
contexto profesional.
La psicología positiva es…
una rama de la psicología que busca comprender, a través de la investigación
científica, los procesos que subyacen a las cualidades y emociones positivas
del ser humano, durante tanto tiempo ignoradas por la psicología.
El objeto de este interés
no es otro que aportar nuevos conocimientos acerca de la psique humana no sólo
para ayudar a resolver los problemas de salud mental que adolecen a los
individuos, sino también para alcanzar mejor calidad de vida y bienestar, todo
ello sin apartarse nunca de la más rigurosa metodología científica propia de
toda ciencia de la salud.
La psicología positiva
representa un nuevo punto de vista desde el que entender la psicología y la
salud mental que viene a complementar y apoyar al ya existente.
RETOS PARA EL FUTURO
La psicología tiene que
superar los conceptos centrados en la patología y crear una terminología
positiva que complemente las abundantes expresiones negativas tan presentes en
la psicología tradicional.
Tiene también que crear
nuevos instrumentos de evaluación, centrados en identificar las fortalezas del
individuo, para así orientar la prevención y los tratamientos y potenciar el
desarrollo personal de las personas.
Y tiene que diseñar
programas de intervención y técnicas dirigidas a desarrollar los valiosos
recursos que las personas, los grupos y las comunidades sin duda poseen. El
impacto de estos desarrollos no sólo tendrá efectos positivos individuales,
también tendrá efectos sociales beneficios en un mundo complejo que
constantemente plantea nuevos retos para sus habitantes.
A lo largo de este número
monográfico se pretende dar una visión general de algunas de las áreas de
interés de la psicología positiva, así como un primer acercamiento al
desarrollo de instrumentos válidos y fiables con los que trabajar.
EMOCIONES POSITIVAS
La mayoría de los investigadores que se han dedicado a estudiar las emociones se han centrado exclusivamente en las negativas y hasta cierto punto puede resultar lógico si consideramos que emociones como el miedo, la tristeza o la ira son señales de alarma que si se obvian sistemáticamente pueden generar problemas de una magnitud considerable. La tendencia natural a estudiar aquello que amenaza el bienestar del ser humano ha llevado a centrar el interés en aquellas emociones que ayudan a hacer frente a peligros o problemas inminentes.
Además existen otras
razones que explican el olvido al que han sido relegadas las emociones
positivas en la ciencia. Las emociones positivas, por ejemplo, son más
difíciles de estudiar, debido a que comparativamente son menos en cantidad que
las negativas y a que son más difíciles de distinguir. Así, considerando las
taxonomías científicas de las emociones básicas podemos identificar 3 ó 4
emociones negativas por cada emoción positiva. Ese balance negativo queda muy
bien reflejado en el propio lenguaje cotidiano, de forma que cualquier persona
tendrá siempre mayor dificultad para nombrar emociones positivas.
También existen diferencias
en cuanto a la expresión de unas y de otras. Así, las emociones negativas
disponen de configuraciones faciales específicas y propias que hacen posible su
reconocimiento universal (Ekman, 1989). Por el contrario, las emociones
positivas no poseen expresiones faciales únicas y características. Incluso, a
un nivel neurológico, las emociones negativas desencadenan diferentes
respuestas en el sistema nervioso autonómico, mientras que las emociones
positivas no provocan respuestas diferenciadas.
Otra razón que explica el
desequilibrio entre el interés científico por un tipo de emociones frente a
otras podemos encontrarla en la propia forma de abordar su estudio. Así, cuando
los investigadores se han aproximado al estudio de las emociones positivas, lo
han hecho siempre desde el marco teórico propio de las emociones negativas.
Desde esa perspectiva, las emociones están, por definición, asociadas a
impulsos de acción. Las emociones negativas tienen un obvio valor adaptativo,
representan soluciones eficientes a los problemas a los que se ha venido
enfrentando el hombre desde sus orígenes. Sin embargo, el valor adaptativo de
las emociones positivas es más complejo de explicar y durante años ha sido
ignorado. Pero si realmente tuvieran poco valor, cabría preguntarse por qué han
permanecido con nosotros a lo largo de miles de años de evolución.
¿Cuál es, por tanto, el
valor adaptativo de las emociones positivas? Es posible responder a esta
cuestión si abandonamos el marco teórico bajo el que entendemos las emociones
negativas. Las emociones positivas resuelven problemas relacionados con el
crecimiento personal y el desarrollo. Experimentar emociones positivas lleva a
estados mentales y modos de comportamiento que de forma indirecta preparan al
individuo para enfrentar con éxito dificultades y adversidades venideras
(Fredrickson, 2001).
Afortunadamente, en los últimos
años, muchos expertos han comenzado a investigar y teorizar en este campo,
abriendo una nueva forma de entender la psicología humana. Una de las teorías
que de manera más sólida representan esta corriente es la desarrollada por
Bárbara Fredrickson. Esta autora reivindica la importancia de las emociones
positivas como medio para solventar muchos de los problemas que generan las
emociones negativas y cómo a través de ellas el ser humano puede conseguir
sobreponerse a los momentos difíciles y salir fortalecidos de ellos. Según este
modelo, las emociones positivas pueden ser canalizadas hacia la prevención, el
tratamiento y el afrontamiento de forma que se transformen en verdaderas armas
para enfrentar problemas (Fredrickson, 2000).
OPTIMISMO
El optimismo es una
característica psicológica disposicional que remite a expectativas positivas y
objetivos de futuro y cuya relación con variables como la perseverancia, el
logro, la salud física y el bienestar (Peterson y Bossio, 1991; Scheier y
Carver, 1993) han hecho de esta materia uno de los puntos centrales de la
psicología positiva.
El interés moderno por el
optimismo nace de la constatación del papel jugado por el pesimismo en la
depresión (Beck, 1967). Desde entonces son muchos los estudios que muestran que
el optimismo tiene valor predictivo sobre la salud y el bienestar, además de
actuar como modulador sobre los eventos estresantes, paliando el sufrimiento y
el malestar de aquellos que sufren, tienen estrés o enfermedades graves
(Peterson, Seligman y Vaillant, 1988). El optimismo también puede actuar como
potenciador del bienestar y la salud en aquellas personas que, sin presentar
trastornos, quieren mejorar su calidad de vida (Seligman, 2002). Desde un punto
de vista evolucionista es considerado además como una característica de la
especie humana selecciona por la evolución por sus ventajas para la
supervivencia (Taylor, 1989).
El sentido común nos dice
que es positivo mirar al futuro con optimismo y numerosos trabajos empíricos
apoyan esta idea. Así por ejemplo, estudios con población general muestran una
clara tendencia del las personas a sobreestimar el grado de control que tienen
sobre las situaciones (Langer, 1975), mientras que las personas deprimidas
estimarían de forma muy precisa su grado de control real (Alloy y Abramson,
1979). Esta ilusión de control, junto con otros mecanismos, contribuyen a
explicar por qué unas personas no se deprimen y otras sí.
¿Qué distingue a una
persona optimista de una pesimista? ¿Es bueno ver la vida un poco mejor de lo
que en realidad es? ¿Los pesimistas son realistas y los optimistas viven de
ilusiones? Estas y otras preguntas son las que pretenden ser resueltas con el
estudio científico de esta materia. Así, el optimismo promete ser uno de los
tópicos más importantes en la investigación en psicología positiva.
HUMOR
El humor y su manifestación
externa más común, la risa, son un importante pilar de la investigación en
psicología positiva. Aunque la idea de que la risa y el humor fomentan la salud
no es nueva, es en las últimas décadas cuando han comenzado a proliferar
terapias e intervenciones clínicas basadas en esta materia. La investigación
científica ha demostrado que la risa es capaz de reducir el estrés y la
ansiedad y mejorar así la calidad de vida y la salud física del individuo.
El humor "sirve como
una válvula interna de seguridad que nos permite liberar tensiones, disipar las
preocupaciones, relajarnos y olvidarnos de todo", afirma el Dr. Lee Berk,
profesor de patología en la Universidad de Loma Linda, en California y uno de
los principales investigadores en el mundo sobre la salud y el buen humor. En
una serie de estudios examinó las muestras de sangre de sujetos antes y después
de que vieran vídeos cómicos, y las comparó con las de un grupo que no vio los
vídeos. Berk descubrió importantes reducciones en las concentraciones de
hormonas de la tensión y un incremento en la respuesta inmune de quienes vieron
los vídeos.
RESILIENCIA Y CRECIMIENTO
POSTRAUMÁTICO
Vivir un acontecimiento
traumático es quizá una de las situaciones que más transforma la vida de una
persona. Sin quitar un ápice de la gravedad y horror de estas experiencias, no
podemos dejar de resaltar que es en situaciones extremas cuando el ser humano
tiene la oportunidad de volver a construir su forma de entender el mundo y su
sistema de valores, tiene la oportunidad de replantear su concepción del mundo
y de modificar sus creencias, de manera que en esta reconstrucción puede darse,
y de hecho se da en muchos casos, un aprendizaje y un crecimiento personal
(Janoff-Bulman, 1992; Calhoun y Tedeschi, 1999). Sin embargo, la psicología
tradicional ha tendido a asumir que todos los acontecimientos traumáticos dejan
heridas psicológicas en las personas y ha tendido a obviar el estudio de
fenómenos como la resiliencia y el crecimiento postraumático, basados en la
capacidad del ser humano de resistir y rehacerse frente a los embates de la
vida.
Resiliencia y crecimiento
postraumático surgen como conceptos de investigación en la psicología positiva,
a través de los cuales se pretende determinar por qué algunas personas
consiguen aprender de sus experiencias e incluso encontrar beneficios en ellas.
La resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva y dinámica de
fomento de la salud mental y parece una realidad confirmada por el testimonio
de muchísimas personas que, aún habiendo vivido una situación traumática, han
conseguido encajarla y seguir desenvolviéndose y viviendo, incluso, en un nivel
superior, como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en ellos recursos
latentes e insospechados. Aunque durante mucho tiempo las respuestas de
resiliencia han sido consideradas como inusuales e incluso patológicas por los
expertos, la literatura científica actual demuestra de forma contundente que la
resiliencia es una respuesta común y su aparición no indica patología, sino un
ajuste saludable a la adversidad.
Acontecimientos como los
últimos atentados terroristas vividos en Nueva York y en Madrid pueden
proporcionar una buena base científica sobre la que analizar estos fenómenos y
aunque todavía es enormemente superior la cantidad de estudios dedicados al
trastorno de estrés postraumático, se han realizado algunos centrados en
emociones positivas, afrontamiento y resiliencia.
CREATIVIDAD
La creatividad es la
capacidad de crear, de producir cosas nuevas. Es la capacidad que tiene el
cerebro humano para llegar a conclusiones e ideas nuevas y resolver problemas
de una forma original. En su materialización puede adoptar formas artísticas,
literarias, científicas, etc., y también puede desplegarse en el campo de la
vida diaria, mejorando la calidad de la misma. Esto último probablemente no
deje una huella en la historia de la humanidad, pero en esencia es lo que hace
que la vida merezca la pena (Csickszentmihalyi, 1996).
La creatividad es, por
tanto, considerada como un proceso clave para el desarrollo personal y para el
progreso social y por ello se incluye de lleno dentro del campo de interés de
la psicología positiva. Sin embargo, el potencial de este hecho se ve disminuido
cuando se asume generalizadamente que la creatividad es una característica
diferencial dicotómica que unos tienen y otros no. Las investigaciones sobre
creatividad han contribuido a fomentar esta creencia porque durante años han
estado centradas el enfoque de rasgos, es decir, en identificar las
características de personalidad (estables y poco modificables) de las personas
creativas. Como resultado, algunas otras áreas importantes han sido
descuidadas, como por ejemplo el estudio de los contextos físicos y sociales en
los que las personas creativas han desarrollado sus producciones o el estudio
de las habilidades específicas que han aprendido. Además, se ha asumido que la
creatividad no puede ser alterada y que las personas creativas pueden producir
trabajos creativos a todas horas u en todos los campos.
A la luz de la
investigación actual, ninguna de estas suposiciones parece ser totalmente
cierta. Hoy entendemos que la creatividad no depende exclusivamente de rasgos
estables de personalidad, sino que resulta de una constelación particular de
características personales, habilidades cognitivas, conocimientos técnicos,
circunstancias sociales y culturales, recursos materiales y también de suerte
(Amabile, 1983; Csikszentmihalyi, 1996; Sternberg y Lubart, 1995). La
creatividad puede ser desarrollada y fomentada en todos los campos de la vida y
puede ser considerada también como otro de los recursos de las personas para
afrontar circunstancias adversas. Cualquier persona, además, puede desarrollar
su potencial creativo y mejorar la calidad de su vida diaria, y ello, aunque el
resultado final no dé lugar a descubrimientos trascendentales para la humanidad
o a realizaciones unánimemente valoradas.
INSTRUMENTOS DE MEDIDA
Uno de los retos de la
psicología positiva supone el desarrollo de instrumentos de medida válidos y
fiables que sean capaces de medir y delimitar las variables propias de este
área.
La evaluación tradicional y los modelos surgidos a partir de ella, han hecho patentes la enfermedad y la debilidad del ser humano. Es necesaria la creación de instrumentos que permitan evaluar los recursos y emociones positivas, para conseguir desarrollar modelos más funcionales, dinámicos y saludables.
En este sentido, es pionero
el esfuerzo realizado por Martin Seligman y Christopher Peterson quienes han
diseñado un instrumento de medida basándose en una clasificación de los
recursos positivos del individuo.
El Inventario de fortalezas
(VIA) es un cuestionario de 245 ítems tipo líkert con 5 posibles respuestas cada
uno, que mide el grado en que un individuo posee cada una de las 24 fortalezas
y virtudes que han sido desarrolladas por el Values in Action Institute bajo la
dirección de Martin Seligman y Christopher Peterson.
Las 24 fortalezas que mide
el VIA y a partir de las cuales se ha realizado el manual de clasificación
Character Strengths and Virtues se agrupan en 6: sabiduría y conocimiento,
coraje, humanidad, justicia, moderación y trascendencia.
El estudio de Martin Seligman
y Park Peterson con más de 4000 participantes ha revelado que, de las 24
cualidades o fortalezas evaluadas por el cuestionario VIA, existen 5 que se
relacionan de forma consistente con la satisfacción con la vida en mucho mayor
grado que las 19 restantes. Estas cualidades son: gratitud, optimismo,
entusiasmo, curiosidad y capacidad de amar y de ser amado.
DOCUFORUM
https://www.youtube.com/watch?v=R7ykq7QPCDY
Se proyectará otro vídeo, éste no es el que veremos en la tertulia
Tras visualizar el documental se abrirá el debate, planteándose todas las opiniones o interrogantes que surjan sobre el tema en cuestión.
Cómo llegar a RESTAURANTE-PIZZERIA GINOS BARCELONA:
Sito en la céntrica Ronda Universidad, nº 27, esquina con Balmes y Rambla de Catalunya, y a muy pocos metros de la Plaza de Catalunya en pleno corazón de la ciudad, tenéis 4 líneas de metros, e infinidad de líneas de autobuses.
También en la misma acera, para los que vengáis de cercanías, tenéis la RENFE.
Mejor ubicación imposible!!.
¡!Os esperamos!!
Móvil para confirmar asistencia o para cualquier consulta: 654113551
Montse Guardia.
GRUP PSICOGNOSIS SINGLES –GPS-
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