domingo, 13 de noviembre de 2016

CENA/TERTULIA: LA VIDA OCULTA DE SIR ISAAC NEWTON


ACTIVIDADES SÁBADO 19 DE NOVIEMBRE

CENA/TERTULIA:  
"LA VIDA OCULTA DE SIR ISAAC NEWTON" 
¿CIENTÍFICO RACIONALISTA Y/O MAGO?
¿QUÉ CREENCIAS OCULTABA ÉSTE CIENTÍFICO SIN PARANGÓN? 

Precio de entrada al documental y tertulia: 3 euros


Nuestro punto de encuentro para éste Sábado 19 de Noviembre a las 20:00 horas, será en el RESTAURANTE PIZZERIA GINOS de  BARCELONAhttp://www.ginos.es/, sito en la  céntrica Ronda Universidad, nº 27, esquina con Balmes y Rambla de Catalunya, y a muy pocos metros de la Plaza de Catalunya. Es un local confortable donde podremos tertuliar con tranquilidad, realizar una conferencia, y disfrutar de buena cena.
Importante: 



Cuando entréis en el restaurante habréis de bajar unas escaleras, allí encontraréis la sala comedor para grupos.
Vamos a estar en un salón privado donde estaremos libres de ruidos ambientales. 


A las 20:00 horas iniciaremos pase del documental  - "LA VIDA OCULTA DE SIR ISAAC NEWTON" ¿CIENTÍFICO RACIONALISTA Y/O MAGO? ¿QUÉ CREENCIAS OCULTABA ÉSTE CIENTÍFICO SIN PARANGÓN?   Se ruega puntualidad. Tras visualizar dicho documental, realizaremos un DOCUFORUM relacionado con éste tema.

Sobre las 22 horas cenaremos.

Para los más marchosos, después de cenar iremos a tomar unos refrescos para seguir con la velada en un ambiente más distendido.


Ruego confirmar asistencia para efectuar reserva de comensales. Para reservar llamad al móvil 654113551,  Montse Guardia.

A las 20 horas iniciaremos pase de documental
"LA VIDA OCULTA DE SIR ISAAC NEWTON" 
¿CIENTÍFICO RACIONALISTA Y/O MAGO? 
¿QUÉ CREENCIAS OCULTABA ÉSTE CIENTÍFICO SIN PARANGÓN?

 Se ruega puntualidad


El New York Times publica un artículo sobre el “trabajo nocturno” de Sir Isaac Newton: la alquimia, su verdadera pasión de vida. Newton, quien descubrió las leyes universales del movimiento, la atracción gravitatoria, las propiedades espectrales de la luz y coinventó el cálculo, también escribió más de un millón de palabras sobre la alquimia -las cuales guardaron el silencio místico del artista de la Piedra Filosofal o Manzana del Sol- sin ser publicadas por la Royal Society, que consideró demeritaban la institución científica que construiría alrededor de la interpretación reduccionista, de la obra de Newton.

El artículo del New York Times está inspirado en el trabajo del profesor de historia y filosofía William Newman y sus indagaciones en la opus hermética newtoniana. Básicamente el mainstream de la ciencia, se pregunta como una de sus divinidades, junto con Einstein, pudo haber dedicado lo mejor de su tiempo lo que llama una “seudociencia totémica”. Incluso preguntándose si Newton no había padecido un envenenamiento de la razón, expuesto en demasía al mercurio. Y aunque la visión de Newman es más moderada: sostiene que era natural que en la época de Newton (1642- 1726) se creyera en los postulados de la alquimia, aún refinada la razón, no deja de ser ridícula y sintomática del dogma que la misma ciencia acusa en las disciplinas como la alquimia o la astrología. La ciencia con todo su oropel, autodesignada como la vanguardia del conocimiento humano, aún de forma ignorante sostiene que la alquimia se trata de transmutar una serie de elementos en otros elementos más valiosos, como si estuviera buscando obtener ganancias económicas, y no reconoce lo evidente, que la alquimia, es también un arte, sin dejar de ser una ciencia, y se envuelve en el simbolismo como espejo del lenguaje luminoso del universo.

Newman expone que en el tiempo de Newton existían bases teóricas para creer que la materia podía ser reconfigurada en sustancias más deseables, alimentando el sueño de convertir metales como el plomo en oro. Y le da una aplicación a la alquimia, según este estudioso del trabajo de Newton, su descubrimiento de que la luz blanca está compuesta de una mezcla de rayos de colores y de que un rayo de sol puede ser descompuesto en un prisma iridiscente, se deben a su trabajo con los corpúsculos, dividiendo la materia, la química, antecedida por la alquimia.

Pero nosotros iríamos mucho más allá: el descubrimiento de las leyes de la gravedad, también nacen del cuerpo hermético de la alquimia, tradición del gnosticismo, que Newton conocía como atestigua su propia traducción de la tabla esmeralda de Hermes. Específicamente de lo que en el hermetismo -como es enunciado en textos como el Kybalion- se conoce como la ley de atracción y repulsión, que rige el movimiento universal. Asimismo la armonía de las esferas, de Pitágoras, el ocultista iniciado en la arcana egipica, es una clara influencia en las leyes del movimiento del universo newtoniano. 

La influencia del alquimista suizo Paracelso en la Royal Society, de la cual Newton era miembro, ha sido documentada. La historia pop nos dice que Newton descubrió esto cuando le cayó una manzana, y sin embargo, un hombre que vivió 85 años dedicado con una disciplina inexorable, casi en un rapto místico, lejos de las distracciones de la carne, ciertamente lo había suscitado por su propio estudio y llamado, avizorando las leyes transparentes del Gran Arquitecto Cósmico, que en el universo mecánico de Newton era quien daba cuerda con sus armonía celeste al mundo.

El silencio de Newton puede ser justo lo que más nos diga sobre su obra alquímica, recordemos que Sir Isaac nació el 25 de diciembre, bajo el signo de Saturno, el guardián de la puerta de oro, dador del humor melancólico, el sello del alquimista que labra la piedra de su cuerpo para transmutarlo en espíritu. Durante su vida uno de sus grandes intereses fue el Templo de Salomón (la logia masónica de la Universidad de Cambrdige lleva el nombre de Newton), la empresa fundamental de reconstrucción masónica -la nave cósmica del espíritu- y, también, la interpretación de la Biblia y del Apocalipsis.

La Vida Oculta de Sir Isaac Newton

Newton… último de los magos… la última de las grandes mentes que contempló el mundo visible e intelectual con los mismos ojos de aquellos que empezaron a construir nuestro conocimiento hace casi diez mil años… porque contemplaba el universo… como un enigma, como un secreto que podía leerse aplicando el pensamiento puro… a ciertos indicios místicos que Dios había diseminado por el mundo para permitir una especie de búsqueda del tesoro filosófico.
John Maynard Keynes

Trasiego de papeles

A la muerte de Sir Isaac Newton, en 1727, todos sus documentos fueron heredados por su sobrina Catherine Barton, varios miles de papeles que encerraban todo el mundo interior de uno de los mayores genios de la humanidad. Actualmente considerado padre de la investigación científica racional es normal pensar que la mayor parte de esos escritos versan sobre cuestiones físicas o matemáticas. Pero, sorpresa, solamente una pequeña parte tratan de ciencia, tratando el resto de este legado asuntos como la alquimia, las profecías bíblicas y otros muchos asuntos teológicos.

La mayor parte de estos trabajos nunca se vieron publicados ni en vida de Newton, ni tras su muerte y esperan aun un análisis en profundidad. Muchos fueron escritos solamente para estudio personal, ya que su publicación hubiera condenado sin duda a su autor por hereje, con temas tan delicados como la búsqueda de la piedra filosofal, las interpretaciones del Apocalipsis o la negación de la trinidad, llegando a identificar a la Iglesia católica con la Bestia del Apocalipsis. En los años posteriores a su muerte se publicaron las partes consideradas útiles y el resto, la mayor parte de los documentos, fueron olvidados ya que se consideró que podrían manchar el buen nombre y la fama intachable del gran sabio.

La Universidad de Cambridge se quedó con los papeles científicos en 1872, el resto lo subastó Sotheby´s, sin mucha publicidad ni interés en 1936, quedando desperdigado por el mundo. Gran parte de estos escritos malditos los adquirió en esta subasta el gran economista John Maynard Keynes, quien tras estudiarlos los donó al Kings College de Cambridge, universidad a la que perteneció Isaac Newton. 

Multitud de otros manuscritos se encuentran en diferentes bibliotecas de Inglaterra y Estados Unidos, y los de temática teológica, muy denostados, se localizan principalmente en Israel, ya que fueron adquiridos por el erudito A.S. Yahuda quien los cedió, tras el rechazo a hacerse cargo de ellos de varias universidades norteamericanas, a la Universidad de Jerusalén.

A pesar de que es ahora cuando comienza e investigarse seriamente este legado ya nos podemos hacer una nueva idea de quién fue realmente Newton, un heterodoxo, bastante alejado de la visión racionalista idílica que nos dibujaron sus biógrafos y científicos de siglos pasados, sobre todo del XVIII.

Newton, hombre de Ciencia

Desde el siglo XVIII se toma a Newton como a un padre para la ciencia moderna y como apóstol del método científico y a pesar de que sus descubrimientos en los campos de la mecánica y la óptica, la llamada física clásica determinista, han sido superados en el siglo XX con Einstein, Planck y toda la física cuántica no determinista, se le sigue considerando la mente científica más portentosa de todos los tiempos. Y no es para menos. Lector compulsivo, inconformista total, buscador de la verdad en sus últimas manifestaciones, aprendió a aprender sin necesidad de maestros, preguntándole a la naturaleza.

El periodo de 1664 a 1667, considerado por el propio Newton como “anni mirabiles”, es pródigo en descubrimientos trascendentales: el cálculo diferencial e integral, las primeras leyes de la óptica, el descubrimiento de las leyes que rigen el movimiento de los cuerpos y la gravedad. Por estímulo de Edmund Halley redactó entre 1685 y 1687 la que es considerada la mayor obra científica de la historia, la síntesis en la que expone, entre otros hallazgos, la teoría de la gravitación universal. Es el libro llamado Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, eje central de la física desde su publicación.

Uno de los grandes enigmas en la vida de Newton es el por qué esperó casi veinte años entre su descubrimiento de las leyes que rigen la gravitación y la publicación de las mismas en los Principia. El análisis de sus manuscritos parece indicar que durante ese gran espacio de tiempo se centró en los estudios de la alquimia y la teología, manteniendo en un segundo orden los asuntos de la ciencia física.

Newton alquimista

La dedicación al estudio de la alquimia y a la teología ya no pueden tenerse hoy día como algo menor, o la otra cara de la vida de Newton. El estudio de sus manuscritos nos revela que el verdadero Newton es el alquimista y teólogo ya que de estas disciplinas nacieron los métodos y motivaciones que luego utilizó para producir los Principia. Newton dedicó grandes esfuerzos a la alquimia, como medio para entender y explorar el mundo natural y descubrir los entresijos del proyecto cósmico divino dejado por Dios y como llave para unir ciencia y religión.

Esta inclinación por la alquimia formaba parte de la convicción de Newton de la existencia de un plan maestro en la naturaleza, pensando que la vía alquímica defendida por los rosacruces podía conducirle a desvelarlo, utilizó para ello muchos de los conceptos del Themis Aurea del adepto rosacruz Michael Mayar. El mismo copió personalmente multitud de textos alquímicos antiguos, entre los que destaca el Theatrum Chemicum Britannicum de Ashmole y el ideario hermético John Dee.


En los manuscritos guardados en el Museo Británico se puede ver que la dedicación de Newton a la alquimia fue muy grande, muy poco compatible con lo que hoy día llamamos ciencia. Su propio descubrimiento de la fuerza de la gravedad no constituía para él una explicación final, buscaba más allá, siempre más allá, causas y efectos, y por eso no se conformaba con una sola vía de investigación. Por medio de la alquimia buscaba la iluminación para descubrir las fuerzas que gobiernan a todos los cuerpos, mayores y menores. Newton estaba seguro de que Dios había guardado la llave de la sabiduría que da a conocer los secretos de la naturaleza en textos antiguos, pero ese conocimiento se había perdido con el paso de los milenios guardándose solo rastros y restos en las tradiciones y mitos del pasado.
Era pues necesario buscar los mensajes y sabidurías ocultas. Su método para volver a recuperar el antiguo saber perdido se basaba en la experimentación y a la vez en el análisis de textos de la antigüedad, tanto alquímicos como teológicos. Al menos desde 1675, toda la investigación de Isaac Newton se basó en un esfuerzo por integrar el conocimiento alquímico en la filosofía mecanicista. De sus papeles personales se desprende que tuvo su propio atanor, en el que trabajaba con asiduidad e incluso practicaba ritos propiciatorios en los equinoccios y los solsticios.

Newton teólogo

Newton no era sino un hombre de su tiempo, estudiaba la naturaleza muchas veces a través de los ojos de la religiosidad, identificando Dios y naturaleza. Para el la verdadera religión se encontraba corrompida por el tiempo y los hombres y solo podía volver a encontrarse explorando el mundo de la antigüedad, incluyendo en esta búsqueda de la fe original las investigaciones de la naturaleza. Tenía acceso a la biblioteca privada de Isaac Barlow, su predecesor en la Cátedra Lucasian, y a todas las bibliotecas de la Universidad de Cambridge, que contenían gran número de libros de ciencia. Puede ser este el motivo de que la biblioteca privada de Newton estuviera centrada en libros no científicos. Del total de volúmenes de esta biblioteca personal, solamente el treinta y uno por ciento son libros de ciencia, siendo el resto volúmenes de teología, veintisiete por ciento o literatura, ocho por ciento, y ciento treinta y ocho libros exclusivamente sobre alquimia, contados dentro del grupo de libros científicos.


En un texto inédito, Theologiae gentilis origines philosophicae, expresa Newton los rasgos principales de esa fe original en la que él creía. Afirma que en la antigüedad todos los pueblos adoraron a doce dioses bajo diferentes nombres, identificados con elementos, planetas o antepasados, siendo realmente los descendientes de Noé divinizados. La fe inicial en un solo Dios creador había sido corrompida pues por la tendencia a la idolatría de los hombres. Newton consideraba al pueblo hebreo como al “adecuado” por la divinidad para volver al monoteísmo, enviando a Moisés. Pero volviendo a caer de nuevo en la idolatría fue necesario un nuevo enviado, Jesucristo, que para él no era consustancial con Dios. Así, el estudio de los documentos escritos dejados por las antiguas culturas serviría para definir la fe original y restaurarla. Solamente un hombre con unas cualidades especiales, un elegido, podría ser capaz de desentrañar los mensajes que Dios había dejado encriptados en los textos sagrados antiguos, en el lenguaje de los profetas, y Newton se sentía seguro de ser ese hombre.


Su estudio favorito se centró en los libros de Daniel, en el Antiguo Testamento, y en el Apocalipsis, del Nuevo Testamento, aunque prácticamente analizó, casi desmenuzó, filológica e históricamente todos los textos sagrados que pudo encontrar, ya fueran hebreos, egipcios o babilonios. Como base para sus estudios teológicos buscó la exactitud de las fechas y los textos originales, analizando largas cronologías y comparando diferentes escritos en griego, latín o diferentes escrituras de la antigüedad.

Newton afirma que la Biblia es la fuente documental más antigua y fiel que tenemos, a pesar de las muchas corrupciones que el tiempo y los hombres han introducido en ella. Con todos estos análisis estaba seguro de descubrir el secreto plan que Dios tenía reservado para la humanidad y que permanecería oculto en los textos del Antiguo Testamento, algo así como el tan de moda hoy día Código de la Biblia, a Newton le hubiera venido muy bien la ayuda de un ordenador. Intentó demostrar que muchos hechos sucedidos en la historia ya se habían descrito con anterioridad, de forma encriptada, en la Biblia, dejando así constancia de la presencia de una mano divina en los textos sagrados e invulnerable a la corrupción de los textos con el tiempo.

Mas el plan maestro no podría desvelarse hasta el apocalipsis, ya que Dios quería que se reconociese su mano en los textos pero no hacer posible el predecir sucesos futuros, solamente se localizarían las descripciones a posteriori, Newton no creía que fuera posible leer el futuro en la Biblia, pues iría en contra de los designios divinos. En cuanto al Nuevo Testamento Newton era totalmente herético, proponía que el texto estaba muy contaminado por las creencias trinitarias. Newton negaba el dogma de la trinidad, tomaba a Cristo como enviado de Dios pero no consustancial con él. Llegó a esta conclusión al estudiar la evolución del cristianismo en el Bajo Imperio Romano. La creencia trinitaria y la consustancialidad de Cristo con la divinidad se estableció en el año 325 d.C. en el Concilio de Nicea, convocado por el emperador Constantino.

San Atanasio asistió al concilio, y años después, siendo Obispo de Alejandría luchó contra la creencia de Arrio que sostenía que Jesús no era consustancial con Dios. Las creencias arrianas estaban muy extendidas y San Atanasio las declaró heréticas bajo pena de muerte, cometiéndose muchas atrocidades por ello y casi eliminando de la historia a los no trinitarios. A pesar de pertenecer al Trinity College, Newton era un “arriano”, un antitrinitario. Se conserva un manuscrito suyo para el proyecto de un libro en contra de San Atanasio por sus atrocidades contra los seguidores de Arrio. Naturalmente estas creencias las mantuvo en lo más profundo de su ser sin comentarlas más que con unas pocas personas de confianza como en sus cartas con John Locke. Otra de las fijaciones de Newton era el estudio de la cultura egipcia antigua, pues consideraba que sus templos reflejaban grandes conocimientos astronómicos ya que los sacerdotes egipcios leían con acierto el libro de las obras de Dios, esto es, la naturaleza.


Newton y el Templo de Salomón

El estudio de los antiguos templos era en tiempos de Newton un tema de gran importancia. Sobre todo fueron los templos egipcios y de oriente los que llamaron más la atención, por su función como encarnaciones del cosmos o lugares reservados solo a la elite sacerdotal, centros de los misterios religiosos. Eran tenidos por ser lugares de contacto con dios, centros de la creación o puntos de descanso para la divinidad. Además solían representar en su interior las concepciones sobre la estructura del universo de la cultura que los construía.


Como ya se ha comentado, muchos conocen a Isaac Newton como a una de las mayores mentes de la historia de la humanidad. Lo que la mayoría no se sabe es que el autor de la Ley de Gravedad Universal, en varias oportunidades, partió de sus ávidas lecturas de la Biblia para realizar sus grandes experiencias, cálculos y descubrimientos.

Hay algo aún más curioso en relación a esto: Newton realizó un minucioso estudio sobre el Templo de Salomón, lo cual generó un capítulo entero de su libro “The Chronology of Ancient Kingdoms” (en traducción libre, “La Cronología de los Reinos de la Antigüedad”), publicado en Londres en 1728. El científico fue sorprendido por las dimensiones y dibujo de la estructura cuya construcción fue realizada por el sucesor e hijo de David, orientado por Dios.

La primera fuente de información que usó Newton fue la descripción de la estructura en 1 Reyes, que él mismo tradujo de la Biblia hebrea. Además, tomó todo tipo de información antigua y contemporánea respecto del templo de Jerusalén. El físico, filósofo, matemático, astrónomo y teólogo tenía razones para creer que las proporciones de varios de los antiguos templos tenían, en si, algo de sagrado. Para él, había un propósito divino en aquellos números – una creencia de muchos estudiosos de la época.

Newton también estudió a fondo la arquitectura de origen helenista y romana – en especial, en relación a esa última, los trabajos del arquitecto e ingeniero Vitruvius (en la ilustración se lo ve presentándole sus trabajos al emperador Augusto), quien vivió en el siglo 1 antes de Cristo (a.C.). Hay influencias de dichos estilos de arquitectura en las construcciones de Jerusalén, a raíz de los diferentes imperios por los que pasó la ciudad.

Otra fuente para estudios sobre el Templo de Salomón fue la influyente obra del español Juan Bautista Villalpando (1562-1608), arquitecto y matemático español, quien también había publicado, algunas décadas antes, profundos estudios sobre la misma construcción.



Línea de tiempo

Estudioso persistente de las Escrituras, Newton comenzó sus estudios analizando la geometría del Templo de Salomón. Las formas geométricas están en las más variadas formas naturales del universo, cuyos números siguen cierta lógica. Por ese motivo, el científico analizó las formas rectangulares, cónicas, espirales e incluso las proyecciones tridimensionales, suponiendo que el uso de éstas no era una simple casualidad. Para él, las medidas presentadas en la Biblia consistían en problemas matemáticos – una de sus especialidades – que resultaban en proporciones exactas entre el hombre y la propia Tierra.


El padre de la Gravedad Universal pensaba, con gran convicción, que Salomón delineó el templo siguiendo la ayuda de sus especialistas junto a su notoria sabiduría y la orientación del propio Dios. Tal diseño era, para él, mucho más que un simple dibujo. En éste veía la representación de la línea de tiempo de la historia de los hebreos – lo que justificaba que el asunto ocupe un capítulo exclusivo en “La Cronología de los Reinos de la Antigüedad” (de donde fue extraído el esquema del templo israelí, de su autoría, vista en la foto anexa).

Isaac Newton creía que podía comprender mucho más el universo creado por Dios aprendiendo sobre los números presentes en la obra del Templo en Jerusalén.



Manía

En la época de Newton, el interés especial por el Templo de Salomón no era sólo de él. Era como una moda, una manía por toda Europa, mucho debido al éxito de los escritos de Villalpando. En aquellos tiempos, eran muy comunes las exhibiciones con pinturas y maquetas en escala, no sólo del templo en cuestión sino de toda la antigua Jerusalén -; de la misma forma que hoy existe en esa misma ciudad, a cielo abierto, y en el Centro Cultural Jerusalén, de Río de Janeiro (foto) –, como también la construida por el portugués Judah Leon Templo (1603-1675), famoso estudioso de la Torá, abierta al público en 1628.

En 1692, Gerhard Schott, director de la Ópera de Hamburgo de Alemania, encomendó una gran maqueta con cuantiosos detalles, realizada en madera y tejido, para usar en un espectáculo de Christian Heinrich Postel, en cuya historia estaba el pasaje de la destrucción de Jerusalén hecha por los persas. Después de la muerte de Schott, sus herederos vendieron el modelo que fue expuesto en Londres y atrajo mucho público en 1729 y en 1730. Después, fue adquirida por otros, hasta volver a su ciudad de origen y ser montada en el Museo de Hamburgo de Alemania, donde está expuesta hasta hoy. El esquema de Villalpando fue usado como referencia.

En San Pablo, tendremos algo más que una maqueta: se está construyendo el Templo de Salomón con las medidas de la Biblia (foto), construido por la Iglesia Universal del Reino de Dios, lo cual ya está reavivando el interés de muchas personas de Dios, en todo el mundo, además de las muchas otras que despertarán frente a esta realidad.


Volviendo a Newton, mientras muchos científicos de la actualidad ponen mala cara delante de la Biblia, uno de los mayores científicos de todos los tiempos ( a quien los científicos modernos usan como referencia sin pestañear) basó gran parte de su obra en sus textos sagrados.


El abismo de la memoria


Las certidumbres religiosas de Newton no influyeron grandemente en el desarrollo y estructura del minucioso trabajo científico de los Principia, aunque sí lo alentaron. A partir de la Ilustración se comenzó a considerar a Newton como el más grande de los genios de la ciencia, tomando por aberrante cualquiera de sus otras facetas, con lo que sus posiciones teológicas y alquímicas se olvidaron. Gran parte de este olvido lo motivó la reserva del sabio sobre sus opiniones, haberlo comentado libremente hubiera significado su expulsión segura de las instituciones académicas y posiblemente perjuicios mayores.

Existe en los últimos tiempos, de redescubrimiento de la personalidad oculta de Newton, una tendencia a explicar su compulsiva ansia de conocer culpando de ello a ser hijo póstumo. Su padre murió meses antes de su nacimiento y en su niñez se vio obligado a llamar padre a un odiado padrastro. La búsqueda del padre, divino en este caso, quién sabe si impulsó su interés por las antiguas cronologías, la alquimia, el mundo natural y su amor por la verdad, donde quiera que esta se encontrara.

Las anécdotas más extrañas de Isaac Newton


-Isaac Newton encaja perfectamente en el estereotipo de científico despistado: él mismo cuenta que, en una ocasión, entró en la cuadra de la granja donde vivía arrastrando por las riendas a un caballo. Sin advertir que el caballo hacía tiempo que se había zafado. Newton también se olvidaba a menudo de comer y hasta de dormir, al menos es lo que cuentan quienes le conocieron en sus tiempos universitarios. Y es que Newton a menudo quedaba abstraído por sus reflexiones.

También se olvidaba a menudo de sus invitados cuando se ausentaba por algún motivo del salón: se dirigía a su laboratorio y no regresaba en horas.

-Vestía de forma descuidada, e incluso sucio, porque a menudo olvidaba su higiene personal.


No era raro verle sentado en cualquier camino de la universidad de Cambridge, trazando en el suelo enrevesadas figuras geométricas, mientras sus alumnos y compañeros le sorteaban, tratando de no estropear aquellos incomprensibles dibujos. Esos mismos alumnos que eludían sus clases porque, muchas veces, no eran sino indescifrables peroratas ensimismadas.

-Newton también era serio y circunspecto. No le gustaba la alegría y ni siquiera sonreír. De hecho, se cuenta que sólo se le vio una vez reír en clase: el día en que un alumno le preguntó cuánto podría valer un obsoleto libro de Euclides.

-A pesar de sus continuos despistes, Newton eran extremadamente metódico a la hora de apuntar todo lo que hacía en sus cuadernos. El problema es que anotaba tanto las cosas importantes como las triviales, como si tuvieran el mismo rango. Por ejemplo, se conserva su cuaderno juvenil “de pecados”, en el que anotaba diariamente todo pecado que hubiese cometido ese día. Por ejemplo: “impertinencia con mi madre” o “ robo de cerezas”.

-Sin embargo, a veces extraviaba apuntes científicos de gran importancia. Por ejemplo:

Se cuenta que en 1684, muchos de los científicos ingleses de la época mantenían un famoso e importantísimo debate sobre las leyes del movimiento de los cuerpos celestes. Este debate surgió a raíz de un encuentro mantenido en enero de aquel año por tres eminencias de la Royal Society de Londres: Robert Hooke, Christopher Wren y Edmund Halley, en el que, al no llegar a un acuerdo, Wren, arquitecto de la catedral de San Pablo, ofreció un premio al primer científico que lograse demostrar convincentemente las leyes del movimiento de los astros. 



Como pasaban los meses y nadie se atrevía a hacerlo, Halley decidió visitar a Newton a Cambridge. En el curso de la conversación, le preguntó por las órbitas de los cuerpos celestes, a lo que Newton contestó que eran elípticas. “¿Cómo lo sabe?”, volvió a preguntar Halley, a lo que Newton repuso: “Las calculé hace tiempo”. Halley, ansioso y sorprendido, le pidió que le mostrase esos cálculos, pero Newton fue incapaz de encontrarlos, así que no tuvo más remedio que prometerle que los volvería a hacer y se los haría llegar (promesa que cumplió rápidamente).

-Eso sí, se tomaba muy en serio sus experimentos. Tanto es así que, para estudiar la forma del ojo humano, era capaz de pasarse el día contemplando el sol con un solo ojo para observar los colores e incluso presionar con un punzón su globo ocular para alterar momentáneamente la curvatura de la retina y constatar las variaciones que ello implicaba.

-Newton fue elegido miembro del Parlamento británico en 1689 por su defensa de los derechos de la universidad de Cambridge frente al impopular rey Jacobo II. Acudió durante varios años a la Cámara aunque nunca intervenía. En cierta ocasión, Newton se levantó del escaño durante una sesión, haciéndose un gran silencio para escuchar las palabras que el ya entonces respetado sabio iba a dirigirles por primera vez. Newton dijo: “Perdón, ¿podría alguien cerrar aquella ventana? Hay corriente de aire y se me puede caer la peluca”. Ya nunca más volvió a tomar la palabra en el Parlamento.

-La inscripción en su tumba dice así:



Aqui descansa Sir ISAAC NEWTON, Caballero que con fuerza mental casi divina demostró el primero,con su resplandeciente matemática, los movimientos y figuras de los planetas, los senderos de los cometas y el flujo y reflujo del Oceano. Investigó cuidadosamentelas diferentes refrangibilidades de los rayos de luz y las propiedades de los colores originados por aquellos.Intérprete, laborioso, sagaz y fielde la Naturaleza, Antigüedad, y de la Santa Escritura, defendió en su Filosofia la Majestad del Todopoderoso y manifestó en su conducta la sencillez del Evangelio.Dad las gracias, mortales, al que ha existido así, y tan grandemente como adorno de la raza humana. Nació el 25 de diciembre de 1642; falleció el 20 de marzo de 1727.

-No se sabe si su célebre anécdota de la manzana que cae de un árbol es cierta o no, pero el supuesto manzano responsable de ello sigue con vida y puede visitarse. En el año 1666, con 22 años, la peste diezmaba la población inglesa y Newton se retiró a una casa en el campo en Woolsthorpe (Lincolnshire). Newton nunca mencionó la anécdota de la manzana, lo hizo su ayudante en la Real Casa de la Moneda, John Conduitt, en unas notas escritas en 1727 (año de la muerte del cientí­fico). De ellas se extrae esta frase:

El primer pensamiento de su sistema de gravitación surge de la observación de una manzana caída de un árbol.

Posteriores escritos y dibujos (como el que se muestra arriba de 1820) aparecidos aclaran que dicha “casualidad” se produjo en el jardín de su casa y la existencia de un solo manzano.




Este manzano fue cuidado por las futuras generaciones de la familia Woolerton que ocuparon la casa hasta 1947. En 1816 un rayo cayó sobre el manzano y destrozó varias ramas, pero las raí­ces eran fuertes y han seguido dando fruta hasta hoy.


DOCUFORUM

https://www.youtube.com/watch?v=hd8_-rkcMwo



Tras visualizar el documental se abrirá el debate, planteándose todas las opiniones o interrogantes que surjan sobre el tema en cuestión.




Cómo llegar a RESTAURANTE-PIZZERIA GINOS BARCELONA:





Sito en la  céntrica Ronda Universidad, nº 27, esquina con Balmes y Rambla de Catalunya, y a muy pocos metros de la Plaza de Catalunya en pleno corazón de la ciudad, tenéis 4 líneas de metros, e infinidad de líneas de autobuses.

También en la misma acera, para los que vengáis de cercanías, tenéis la RENFE.

Mejor ubicación imposible!!.

¡!Os esperamos!!


Móvil para confirmar asistencia o para cualquier consulta: 654113551

Montse Guardia.

               


GRUP PSICOGNOSIS SINGLES –GPS-

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