¿PROPIEDAD PRIVADA O COLECTIVA?
El
debate ha sido intenso e ideológicamente cargado entre quienes defienden la
propiedad privada de la tierra y quienes aducen que la propiedad colectiva
promueve un manejo sostenible de los ecosistemas forestales. En una
esquina, se argumenta que la propiedad privada individual permite internalizar
costos y beneficios y tomar decisiones a largo plazo; en la otra, que en la
propiedad colectiva existen mecanismos institucionales internos para regular el
acceso y uso de recursos de manera sostenible. En contra de la primera, se
acusa que el interés individual privado conduce a decisiones que maximizan
beneficios en el corto plazo, lo que implica la sobreexplotación y liquidación
de los recursos. Mientras, se insiste en que en la segunda ocurre la funesta
tragedia de los recursos comunes, aunque Elinor Ostrom (fallecida premio
Nobel de Economía) dedicó su vida académica a demostrar que, en ocasiones, bajo
ciertas condiciones, la famosa tragedia no sucede. Ha faltado evidencia real
para declarar vencedor a algún lado o al otro.
Ahora
la tenemos, aunque las conclusiones son sorpresivas. México es un laboratorio
riquísimo para estudiar distintas modalidades de propiedad de la tierra, dada
su abigarrada historia agraria. El 45% del territorio nacional es ejidal, 10%
es comunal, y 35% es pequeña propiedad privada; el resto es colonias, zonas
urbanas y un remanente de terrenos nacionales. Nótese que el régimen comunal y
ejidal son muy similares: ambos son propiedades colectivas, con gobierno propio
compuesto por una asamblea, un comisariado y un comité de vigilancia. En los
dos casos hay parcelas individuales (sólo que en el ejido están en propiedad
plena y son enajenables), y áreas más o menos grandes bajo uso común, donde se
ubica la mayor parte de los ecosistemas forestales de México.
La
evidencia es ofrecida por un estudio notable ( Vegetation change and land
tenure in México, a country wide analysis . Land Use Policy, Volume 30, Issue
1, January 2013. Martha Bonilla-Moheno, et al). Ahí se analizan durante el
periodo 2000-2010 los cambios en cobertura vegetal arbórea en un conjunto
representativo de municipios clasificados por la dominancia de alguno de los
regímenes de propiedad (ejidal, comunal, privada individual), para cuatro tipos
de biomas: bosque tropical húmedo, bosque tropical seco, bosque de coníferas, y
matorrales desérticos. Dejando de lado la metodología del estudio, basada en
imágenes de satélite y complejos procedimientos de interpretación, análisis
estadísticos de diferentes coeficientes de correlación y de bosques aleatorios
de decisión, es importante destacar los resultados más sobresalientes.
En
el periodo 2000-2010 aumentó (sí, aumentó) la superficie con vegetación arbórea
en todos los biomas (selvas húmedas y secas, bosques templados, matorrales
desérticos), pero sólo en tierras bajo propiedad comunal y privada. En tierras
bajo propiedad ejidal, aumentó también en selvas secas y bosques templados; sin
embargo, se redujo notablemente en selvas húmedas y matorrales desérticos. Dada
una elevada proporción del territorio nacional bajo régimen ejidal (45%), es
probable que el balance neto para el país en materia de cobertura forestal
arbolada siga siendo negativo durante el periodo en cuestión. Es decir, puede
deducirse que la deforestación prosigue pero se concentra en ejidos ubicados en
regiones tropicales húmedas del sureste y en el norte del país (matorrales
desérticos), como lo refrendaría otra información existente (Conafor).
El
estudio referido señala como causa de la deforestación ejidal una alta densidad
de población y que el ejido es producto del reparto agrario a campesinos sin
tierra durante el proceso de reforma agraria, de origen heterogéneo y con
visión productiva de corto plazo, donde es poco probable la construcción de una
regulación propia para la conservación y uso sostenible de recursos. En
contraste, sugiere que el aumento en la superficie con vegetación arbórea en
tierras comunales se asocia con una topografía compleja de la tierra y, por
otro lado, a una cultura homogénea y ancestral que ha permitido desarrollar
reglas de conservación y uso sostenible de los recursos naturales. En la
propiedad privada, el fenómeno se explicaría por una racionalidad económica
individual a largo plazo. En ambos casos, operaría favorablemente un contexto
nacional de migración, urbanización y apertura comercial que ha prevalecido en
los últimos lustros.
En
suma, se arroja luz sobre las prioridades de política contra la deforestación
(ejidos del sureste y norte) y una conclusión salomónica para el debate:
propiedad comunal y privada individual implican, ambas, resultados similares,
mientras que la discrepancia notable ocurre entre dos tipos de propiedad
colectiva: la comunal y la ejidal, por razones que hubieran alegrado a la
mismísima Elinor Ostrom.
Fuente
extraída: https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Bosques-propiedad-colectiva-o-privada-20120906-0005.html. Autor: Gabriel
Quadri De La Torre
En ésta ocasión realizará la introducción al tema que nos ocupa Javier Vieito. Tras su introducción se abrirá un turno de intervenciones, así como de ruegos y preguntas.
Os esperamos como cada Martes a las 20:00 horas en Restaurante Tasca i Vins en la Calle Diputación, 304 de Barcelona.
Saludos
Montse
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