martes, 5 de junio de 2018

CONFERENCIA: ¿QUIÉN DISPARÓ A JOHN FITZGERALD KENNEDY?


CONFERENCIA


¿QUIÉN DISPARÓ A JOHN F. KENNEDY?

¿CUÁNTOS DISPAROS HUBO?


PONENTE: MIQUEL CELADES REX


LUGAR: CAFÉ DE L’ÒPERA
La Rambla, 74, de Barcelona (frente al Gran Teatre del Liceu)


Día: SÁBADO 7 de JULIO 
Hora: 20:00 horas





El 22 de noviembre de 1963, John Fitzgerald Kennedy moría en Dallas abatido por los disparos de Lee Harvey Oswald, un exmarine desertor. El trigésimo quinto presidente de Estados Unidos aterrizaba en Dallas para potenciar la popularidad del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales del año siguiente. Pero sucedió algo que cambió el rumbo de la historia: tres disparos surgieron desde lo alto del Almacén de Libros de Texto de Texas. El primero fue desviado por un árbol e hirió a un testigo. El segundo alcanzó al presidente por la espalda y salió por su garganta. El último disparo penetró en el hueso parietal derecho de su cabeza. Solo una hora más tarde, los medios de comunicación de todo el mundo anunciaban su muerte.

Más de medio siglo y decenas de películas y libros después, algunas incógnitas sobre la muerte del mandatario pueden quedar resueltas tras hacerse públicos 2.891 documentos inéditos –que detallan algunas actividades de la CIA en la Guerra Fría– desclasificados por Donald Trump, a pesar de las presiones de la CIA y el FBI. «Hoy ordeno que el velo finalmente se levante» para que «el público pueda estar informado de todos los aspectos sobre este acontecimiento crucial», dijo Trump en un memorando presidencial.

Pese a los cientos de testigos, a la presencia de las cámaras de televisión y de los informes oficiales, lo que ocurrió aquel día sigue siendo un misterio, acrecentado por el posterior asesinato de Lee Harvey Oswald, autor del magnicidio, la rápida destrucción de pruebas o la extraña trayectoria de algunas heridas de balas que sugieren la existencia de un segundo tirador.

El asesinato de JKF, que causó consternación mundial, fue adjudicado a un tirador solitario, Lee Harvey Oswald, un empleado del almacén “Texas School Book Depository”, quien, convenientemente, también moriría asesinado 48 horas después. Con la muerte de Oswald, quien fue sindicado posteriormente como un doble agente de la CIA, se desataron de inmediato numerosas teorías conspirativas para explicar el asesinato, la más famosa de las cuales asegura que JFK (y su hermano Robert en 1968) fueron ultimados por asesinos de las agencias de seguridad del propio gobierno americano.

La Comisión Warren, presidida por el juez del Tribunal Supremo James Earl Warren y que investigó el magnicidio por orden del nuevo presidente Lyndon B. Johnson, dictaminó 10 meses más tarde que Lee Harvey Oswald, que supuestamente había actuado sólo, era el responsable de la muerte del presidente John Kennedy. Oswald, según la comisión Warren, efectuó tres disparos, de los cuales fueron dos certeros, es decir, el segundo y el tercero.

Supuestamente el caso estaba cerrado, pero en 1976 un Comité de la Cámara de Representantes lo reabrió y, tres años después, concluyeron que hubo cuatro disparos. Es decir hubo dos tiradores y, por lo tanto, una conspiración. La prueba fundamental consistió en la grabación de una de las radios de una de las motos de la policía de Dallas que acompañó al desfile. La radio se quedó encendida en el canal 1 hacia las 12.30, instantes antes del tiroteo y registró cuatro detonaciones, y no tres, en la cinta de la central policial de Dallas. Las dos últimas eran prácticamente simultáneas, por lo que era imposible que fueran realizadas con el fusil de cerrojo de Oswald. Los peritos hicieron estudios de acústica basados en la posición de la moto y concluyeron que los tres primeros disparos procedieron de la sexta planta del edificio de Dallas, tal y como dijo la Comisión Warren, pero no el cuarto, que procedía de la valla del Grassy Knoll, con una «probabilidad del 96%».

La bala mágica

La teoría de la conspiración ganó fuerza al analizarse las incongruencias que la comisión Warren cometió o pasó por alto. Esta comisión dictaminó que el gobernador de Texas John Connally, que sobrevivió al atentado, había sido alcanzado por la misma bala que impactó a Kennedy en su garganta, es decir, esta bala, la llamada “bala mágica”, después de alcanzar a Kennedy y desviarse inexplicablemente, habría alcanzado también a Connally. James Tague, un espectador que se encontraba situado a 82 metros frente a donde Kennedy fue alcanzado, también recibió una pequeña herida de bala en la parte derecha de su cara, sin mencionar que varios testigos afirmaron haber oído disparos y visto volutas de humo desde una valla de madera ubicada en el montículo del Grassy Knoll, enfrente del coche en el que viajaba el presidente, un emplazamiento totalmente diferente del de la ventana del sexto piso del almacén de libros de Dallas. James Carrico y Malcom Perry, los primeros doctores que atendieron a Kennedy, por su parte, afirmaron que la herida de la garganta, que sólo ellos pudieron examinar durante un breve lapso, era el orificio de entrada de una bala y no el de salida.

A lo anterior hay que agregar el misterio en torno a Lee Harvey Oswald, un enigmático personaje que aseguraba ser marxista y simpatizante de Cuba y de la Unión Soviética. En 1959 Oswald había renunciado a la ciudadanía americana solicitando la nacionalidad soviética. Además estaba casado con una rusa y era un firme defensor del comunismo y la Cuba de Castro. El caso, así mirado, podía tener algo de sentido, pero había demasiadas piezas que no encajaban, partiendo por la proeza del disparo, pues ¿Cómo era posible que Lee Harvey Oswald, un tirador que fue calificado de “mediocre” cuando hizo su servicio militar, pudiese acertar dos veces en nueve segundos a un blanco móvil desde un sexto piso y a 140 metros de distancia con un viejo fusil? Por otro lado, respecto de la “bala mágica”, era físicamente imposible que una sola bala pudiera acertar en dos blancos no alineados.

David Lifton, en su libro “La mejor prueba”, aseguró que el cadáver de JFK salió del hospital Parkland de Dallas en un ataúd de bronce con la cabeza envuelta entre sábanas y aterrizó en el Hospital Naval de Bethesda en un féretro sencillo de metal y con la cabeza envuelta en un plástico. Durante el viaje en avión, el cadáver habría sido manipulado, agrandando el orificio de entrada para confundirlo con uno de salida y ocultar por tanto un disparo frontal distinto a los tres realizados desde el sexto piso del “Texas School Book Depository”. La teoría de Lifton, así, pareció probar además la momentánea desaparición y manipulación del cerebro del cadáver de Kennedy, pues en él estaba la prueba de las trayectorias de bala.

La única investigación de relevancia durante los años 60 la realizó Jim Garrison, fiscal del distrito de Nueva Orleans, que encontró lazos entre Oswald y el movimiento anticastrista, a través de tres oscuros personajes: David Ferrie, Guy Bannister y Clay Shaw. Su testigo estrella, David Ferrie, que reconoció haber tratado con Oswald y pertenecer a un grupo anticastrista, se suicidó antes de subir al estrado. El caso se olvidó hasta que el cineasta Oliver Stone lo rescató para su película “JFK”, de 1991. Stone, cuando presentó su película al año siguiente, aseguró sin ambages que el magnicidio había sido obra de la CIA y los servicios secretos militares, que utilizaron en la conspiración a la mafia y a Lee Harvey Oswald como chivos expiatorios. «Desde entonces, no podemos creer en nuestros líderes», aseguró.

Así las cosas, la teoría conspirativa que tiene más respaldo es aquella que afirma que el asesinato de Kennedy fue planificado y ejecutado por la CIA, la todopoderosa agencia de inteligencia estadounidense que al parecer quería vengarse por la fracasada invasión a Cuba de Bahía Cochinos en 1961, ya que la negativa de Kennedy a proporcionar un apoyo militar directo a la operación fue el causante, según muchos analistas, de que se viera frustrada.




DOCUFORUM





Al término de la conferencia a cargo de Miquel Celades Rex, se abrirá el debate, planteándose todas las opiniones o interrogantes que surjan sobre el tema en cuestión.


Cómo llegar a:


CAFÉ DE L' ÒPERA:

LA RAMBLA, 74  (frente al Gran Teatre del Liceu, a pocas calles de Plaza de Catalunya)






Sito en la  céntrica calle La Rambla, nº 74, frente al gran Teatre del Liceu a muy pocas calles de Plaza Catalunya. Es un local confortable,  emblemático con glamur y solera, donde podremos tertuliar con tranquilidad, realizar una conferencia, y disfrutar de quien lo desee de una informal cena, en pleno corazón de la ciudad. Tenéis la parada de metro "Liceu"  L3  línea verde, e infinidad de lineas de autobuses, y en plaza catalunya los nocturnos y todas las lineas que van a "cercanías"


Mejor ubicación imposible!!.


¡!Os esperamos!!


Móvil para confirmar asistencia o para cualquier consulta: 654113551

Montse Guardia.




GRUP PSICOGNOSIS SINGLES –GPS

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