MARTES 2 DE OCTUBRE 2.018
CHARLA
NOS AMBIENTAREMOS ANTES DE UNA CENITA INFORMAL, MEDIANTE UNA CHARLA/TERTULIA PARA ESTABLECER NUEVAS AMISTADES
MARTES 2 DE OCTUBRE 2.018
CHARLA/CONFERENCIA
"LOS CÓDIGOS HERMÉTICOS DE GAUDÍ"
PONENTE: ALBERT CAROL
LUGAR: CAFÉ DE L’ÒPERA
La Rambla, 74, de
Barcelona (frente al Gran Teatre del Liceu)
Día: Martes 2 de Octubre
NOTA IMPORTANTE: LA ESENCIA DE LA TERTULIA ESTÁ EN ÉSTE NEWSLETTER, NO EN EL DOCUMENTAL, POR LO QUE SI TENÉIS TIEMPO Y QUERÉIS TENER UN CONOCIMIENTO DEL TEMA, LEED LA SIGUIENTE INFORMACIÓN.
ES MUY DIFÍCIL ENCONTRAR UN DOCUMENTAL QUE INCLUYA TODA LA TEMÁTICA, EN OCASIONES ME HAN COMENTADO QUE EL VÍDEO NO HA ABARCADO TODO EL TEMA, ES POR ESA RAZÓN QUE OS PIDO, QUE QUIEN PUEDA, LEA.
Nuestro punto de encuentro para éste Martes 2 de Octubre 2018 a las 20:00 horas, será en el CAFÉ DE L'ÒPERA DE BARCELONA, http://www.cafeoperabcn.com/
,sito en la céntrica La Rambla, nº 74, frente al Teatre del Liceu, a muy pocas calles de Plaza Catalunya. Es un local confortable donde podremos tertuliar con tranquilidad, realizar una conferencia, y disfrutar de buena tertulia sin ruidos ambientales.
Vamos a estar en un salón privado donde estaremos libres de ruidos ambientales.
Ruego confirmar asistencia para efectuar reserva de comensales. Para reservar llamad al móvil 654113551, Montse Guardia.
Se ruega puntualidad
El
esoterismo de Gaudí
Antonio
Gaudí y Cornet (1852-1926) ha pasado a la historia como un arquitecto singular,
capaz de aunar atrevidas concepciones artísticas con un marcado esoterismo.
Gaudí fue un arquitecto que supo transformar sus edificaciones en bellas
estructuras repletas de simbolismo, entre la evocación de un mundo fantástico y
su uso de un lenguaje codificado,
impenetrable para la mayoría de la gente. Gaudí vivió de manera muy
austera, sin ningún lujo. Nacido en una humilde familia de artesanos, Gaudí
estudió en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, hasta el año 1878. Empezó
entonces a trabajar en múltiples proyectos en los que los edificios se
transformaban en algo vivo, mientras que la forma parecía desmaterializarse y
en que todo parecía cambiar continuamente como en un proceso alquímico. Según
Gaudí, «La inteligencia del hombre sólo puede expresarse en el plano y en dos
dimensiones: resuelve ecuaciones con una incógnita, de primer grado. La
inteligencia angélica es en tres dimensiones, y se despliega directamente por
el espacio».
El
mundo de Gaudí se mueve entre el pasado y el futuro y sus construcciones son
una fusión entre el gótico y el modernismo. Sus obras contienen un hermetismo
impenetrable cuyo descifrado no es fácil de conseguir. Pero el esoterismo de
Gaudí tiende a lo sagrado y los edificios gaudínianos se elevan mediante una
combinación de símbolos y alegorías que se mezclan sin solución de continuidad,
pero con una fuerza que atrae y sorprende. El esoterismo de Gaudí también se
manifiesta por la ausencia de escritos ya que, sorprendentemente, no publicó
artículos ni libros, ni dio ninguna conferencia. Todos sus conocimientos fueron
transmitidos oralmente a algunos colaboradores. De este modo, detrás de sus
obras dotadas de vida, como la Casa Batlló, en Barcelona,hay una especie de
zona intermedia entre la mitología y el mundo de los seres humanos. «La
historia de la arquitectura es la historia de la Iglesia», afirmaba Gaudí,
indicando así que su actividad creativa estaba orientada hacia lo sagrado. En
sus obras puede verse un retorno de los arquitectos medievales que, en la
construcción de las catedrales, insertaron símbolos y alusiones a mundos más
allá de la dimensión humana.
Esto
resulta muy evidente en la construcción inacabada de la Sagrada Familia
(Barcelona), que no puede limitarse a definirla como una iglesia. Este
impresionante templo es una síntesis de todo el lenguaje hermético del genial
arquitecto catalán. En efecto, podemos ver
torres que transforman la piedra en representaciones vegetales,
divinidades y figuras míticas que salen de la materia. Pero a pesar de esta
evidente transformación y movimiento en las construcciones de Gaudí, no
conseguimos descubrir su real significado ni el mensaje que nos quiso
transmitir. El universal maestro catalán ha conseguido la inmortalidad, ya que
ha dejado tras de sí una arquitectura que se transforma en una especie de
bosque en el que es fácil entrar, pero en la que entramos en un entorno
laberíntico en el que se pierde fácilmente el camino a seguir. El sentido
oculto de lo sagrado explicado por símbolos solo permite captar la clave
esotérica a unos pocos elegidos.
Elías
Rogent, director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, al otorgarle la
titulación profesional en verano de 1878, dijo lo siguiente: “Aún no estoy
seguro de haberle concedido el diploma a un loco o a un genio”. Empezaba así la
vida pública del gran arquitecto catalán,
cuyo arte ejerce una atracción irresistible entre los estudiosos del arte y los turistas
procedentes de todos los rincones del mundo. Sin embargo, aún siendo universalmente
conocido, existen muchas lagunas y contradicciones sobre su biografía. Por
ejemplo, todavía nadie se atreve a afirmar si realmente nació en Reus
(Tarragona) o en la vecina localidad de Riudoms. Lo verdaderamente sorprendente
es que en el acta matrimonial de sus padres, procedentes de un linaje de
caldereros, aparecen inconfundibles signos masónicos, tales como el triángulo
con un ojo vigilante y criaturas mitológicas. Pero ello no debería extrañar
demasiado, ya que durante la primera mitad del siglo XIX, en Reus y sus
alrededores se localizaron numerosas sociedades secretas, tales como los
Carbonarios y Francmasones.
El
futuro arquitecto y sus padres mantuvieron estrechos lazos con importantes
familias de la zona. A este respecto debemos señalar que el joven Gaudí
compartió pupitre escolar con Eduardo Toda, futuro diplomático y destacado
miembro de la masonería local. Ambos trabajaron en un anteproyecto para
restaurar el monasterio de Poblet, manteniendo una sólida amistad que se
mantuvo a lo largo del tiempo. Algunas fuentes dicen que en aquella etapa
padeció fiebres reumáticas que le impidieron participar en actividades
deportivas, lo que influyó en su carácter solitario e introvertido, del que
algunos destacan su gran ingenuidad. Sin embargo, su carácter observador
facilitó el desarrollo de su afinidad por la naturaleza, que le acompañaría el
resto de su existencia. Al mismo tiempo aumentó su pasión por la mitología
clásica. Otras versiones aseguran que desde temprana edad se relacionó con
artesanos y escultores afines a la construcción, aprendiendo su lenguaje
gremial,heredado de la masonería. Y fue un tío suyo el que le enseñó los
rudimentos teóricos y prácticos de estos colectivos. Durante sus actividades
profesionales el respeto mutuo con albañiles y otros profesionales de la
construcción contrastó con la tirantez que presidió sus relaciones con mecenas
y patrocinadores.
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ELIAS ROGEN I AMAT |
En
1869 llegó a Barcelona con la intención de estudiar arquitectura. A sus 17
años trabajó como delineante para Eduardo y José Fontseré, por aquel entonces
«maestros de obras». También se le relaciona con Elías Rogent, un conocido
librepensador, que le introdujo en los secretos de las edificaciones
medievales. Y el estudio de los escritos del esotérico francés Eugenio
Viollet-Le-Duc influyó en su atracción por el arte gótico. La etapa
universitaria de Gaudí está caracterizada por los contrastes, ya que aunque era
un estudiante irregular, sus ideas atrajeron a partidarios y detractores. Una
vez conseguido el título, se asoció con su colega de carrera Camilo Oliveras,
que era anarquista, y planificaron la sede de la Cooperativa Agraria de Mataró
(Barcelona)cuyos planos dibuja a la extraña escala de 1/666, que incluía el
“número de la Bestía” del Apocalipsis y que era una escala inusual en la
historia del arte. Sus buenas relaciones con su paisano Juan Grau, obispo de
Astorga (León) le ayudan a que se cuente con él para distintas obras sacras.
Los
biógrafos del arquitecto coinciden en señalar la desordenada personalidad de
Gaudí durante aquel periodo, en que no
dudó en frecuentar ambientes de corte socialista y conspirador. Pero a mediados
de 1894 su vida inicia un inesperado giro hacia el ascetismo.
Mucho se ha
especulado al respecto. También se dice que Gaudí se retiró del mundanal ruido después de un
desengaño amoroso con una tal Pepeta. De nuevo hay que repasar las notas
biográficas para recordar sus relaciones con los entornos eclesiásticos,
empezando por el obispo Torras y Bages, o el poeta y religioso Jacinto
Verdaguer. Por otro lado, el estudioso de origen chino Hou Tech-Chien, en su
tesis doctoral sobre la espiritualidad del arquitecto, ofrece una insólita
explicación: “Gaudí experimentó la iluminación tan común del budismo Zen. Fue
un filósofo que expresó sus ideas a través de la arquitectura como
metáfora…Tuvo su veta filosófica, pero nunca estudió filosofía, sino que se
guió por la intuición. Sucede lo mismo en el Taoísmo».
Para
llevar a cabo su impresionante obra resultó fundamental el mecenazgo del
aristócrata Eusebio Güell Bacigalupi, nacionalista catalán y miembro de grupos librepensadores. Se sabe que ambos se
conocieron en 1878, pero se ignoran las circunstancias que rodearon su
encuentro. De su asociación surgieron construcciones francamente insólitas,
sobresaliendo el enigmático Parc Güell, o el palacio que este noble ordenó
levantar en las Ramblas barcelonesas, sobre terrenos considerados «malditos».
Tomando como base la geometría esotérica, este parque y la finca Güell junto al
monumento de Buenaventura Aribau, forman un triángulo equilátero. Y este
monumento, repleto de simbología masónica, forma parte de un entorno ideado por
los hermanos Fontseré, con los que Gaudí colaboró con diseños secundarios,
aunque innovadores, empezando por una cisterna subterránea.
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PARQUE GÜELL |
Asimismo,
el palacio Güell está unido al templo de la Sagrada Familia por una línea recta
que cruza el Hospital de San Pablo. Y la Sagrada Familia, además, enlaza con una
segunda línea recta que discurre por el Parque Güell, pasando por el templo del
Tibidabo, para acabar en el arzobispado de Astorga, en León, todas ellas obras
diseñadas por Gaudí.
Todavía hoy se discute a qué obedecieron estas enigmáticas
alineaciones. Sea como fuere, existen puntos de discusión, tales como su
verdadera relación con la masonería. Una guía aparecida en 1895, que recogía
las actividades de las logias en la capital catalana, incluye una relación de
los miembros que las integraban. Pero, junto a los nombres de diversos
personajes ilustres, el de Gaudí brilla por su ausencia. Cualquier información
que hubiese permitido solucionar esta incógnita se perdió en el extraño
incendio de sus archivos, depositados en el templo de la Sagrada Familia, ocurrido
en junio de 1936. Y pocos días antes, un misterioso segundo incendio destruyó
sus pertenencias almacenadas en el Parque Güell. Un desenlace semejante se
produjo con respecto a sus obras, ya que pocas llegaron a completarse en vida
del arquitecto.
El
Parc Güell es probablemente una de sus principales muestras ocultistas, con
gran carga simbólica. Esta propuesta de
urbanización residencial se inició en 1902, pero fracasó a causa de su lejanía
respecto al centro urbano barcelonés de la época. Joan Bassegoda Nonell,
director de la cátedra Gaudí, afirmaba que la representación del monstruo
Pitón, con aspecto de salamandra, junto a otros elementos simbólicos, esconde
un horno alquimista. Además de los 33 peldaños (símbolo de los grados
masónicos) para alcanzar el primer promontorio, y las 21 columnas que lo
sostienen (coincidentes con los 21 Arcanos Mayores del Tarot), las onduladas
líneas de los bancos laterales sugieren la estructura del ADN cuando se
superponen, tal como lo interpretó el arquitecto Ricardo Bofill en una
conferencia pronunciada en Barcelona a finales de 1968. Similar destino sufrió
la Cripta Güell, mausoleo cuya construcción quedó interrumpida en 1917 tras la
muerte del mecenas. Cuando no fue su irascible carácter el culpable de no
finalizar algunas obras, como el Palacio Episcopal de Astorga, su muerte se
encargó de interrumpirlas. Un tranvía lo atropelló en el verano de 1926,
falleciendo en la sala para indigentes del Hospital de San Pablo. Su aspecto
descuidado impidió identificarle hasta que ya fue demasiado tarde.
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FACHADA DE LA PASIÓN DE LA SAGRADA FAMILIA |
La
Fachada de la Pasión del Templo de la Sagrada Familia en Barcelona, diseñada
por el escultor Josep María Subirachs, muestra un cuadrado mágico de orden 4.
Un cuadrado mágico es la disposición de una serie de números enteros en una
matriz de forma tal que la suma de los números por columnas, filas y diagonales
principales sea la misma, la constante mágica. Usualmente los números empleados
para rellenar las casillas son consecutivos, de 1 a n², siendo el número de
columnas y filas del cuadrado mágico. Oficialmente la constante mágica del
cuadrado es 33, la edad de Jesucristo en la Pasión. Pero también se ha
atribuido la elección de este número como una velada alusión a la supuesta
adscripción masónica, nunca demostrada, deAntonio Gaudí, ya que 33 son los
grados tradicionales de la masonería. Estructuralmente, es muy similar al
cuadrado mágico de grabado de Alberto Durero “Melancolía”, pero dos de los
números del cuadrado (el 12 y el 16) están disminuidos en dos unidades (10 y 14)
con lo que aparecen repeticiones. Esto permite rebajar la constante mágica en
1. Alberto Durero, pintor alemán nacido en Nuremberg, realizó en 1514 el
grabado Melancolía, que se puede ver en el Germanisches National Museum de
Nuremberg o en la Bibliothèque nationale de France, en Paris. En este grabado,
Durero pintó en lugar destacado un cuadrado mágico de orden 4. Fue realizado en
plancha de cobre y constituye uno de los mejores grabados de Durero, que están
llenos de detalles enigmáticos.
Tal
como ya hemos indicado anteriormente, Gaudí fue el máximo representante del
Modernismo catalán y uno de los principales pioneros de las vanguardias
artísticas del siglo XX. No cabe la menor duda que Gaudí fue católico
practicante y que algunos de los símbolos que utilizó son cristianos (M de
María, cruces, etc.). Pero hay otros símbolos en su obra que no cuadran con la
simbología católica tradicional. Es realmente sorprendente que una personalidad
católica ortodoxa como la suya utilizase símbolos que tenían significados muy
concretos fuera del cristianismo y en cambió no los tenían dentro de la
ortodoxia católica. Podemos decir que Gaudí experimentó una vía dentro de la
ortodoxia católica, pero con una práctica que iba más allá del catolicismo, ya
que en las construcciones Gaudínianas abundan signos y símbolos que son
patrimonio de determinadas Sociedades Secretas. Todos los biógrafos de Gaudí
coinciden en señalar que durante su juventud, el arquitecto sintió interés por
las ideas sociales avanzadas de Fourier y Ruskin, además de mantener relaciones
con los movimientos sociales más avanzados de la época. Su amistad con
socialistas utópicos y anarquistas relacionados con medios masónicos, que se
evidencia en sus primeros trabajos, da pie a pensar que fue quizá en estos
medios en donde Gaudí contactó con una Logia masónica.
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François Maria Charles Fourier |
Para
entender mejor a algunos personajes que influenciaron en Gaudí, debemos decir
que François Maria Charles Fourier fue un socialista francés de la primera
parte del siglo XIX y uno de los padres del cooperativismo. Fourier fue un
mordaz crítico de la economía y el capitalismo de su época. Adversario de la
industrialización, de la civilización urbana, del liberalismo y de la familia
basada en el matrimonio y la monogamia. El carácter jovial con que Fourier hace
algunas de sus críticas hace de él uno de los grandes satíricos de todos los
tiempos. Propuso la creación de unas unidades de producción y consumo, basadas
en un cooperativismo integral y autosuficiente así como en la libre persecución
de lo que llamaba pasiones individuales y de su desarrollo; lo cual construiría
un estado que llamaba armonía. En esta forma anticipa la línea de socialismo
libertario dentro del movimiento socialista pero también líneas críticas de la
moral burguesa y patriarcal basadas en la familia nuclear y en la moralidad
cristiana restrictiva del deseo y el placer y por ende en parte al
psicoanálisis. Así pues, el siglo XX encontró interés en las perspectivas
libertarias de cuasi-hedonismo como las de Herbert Marcuse y su freudomarxismo,
o las de André Breton, líder del movimiento surrealista. Asimismo usó en 1837
la palabraféminisme; y ya en 1808 argumentaba abiertamente en favor de la
igualdad de género entre hombres y mujeres. Seguidores de sus ideas
establecieron comunidades intencionales como La Reunión en Texas, y la Falange
Norteamericana, en Nueva Jersey, a mediados del siglo XIX.
En
lo que respecta a John Ruskin, fue un
escritor, crítico de arte y sociólogo británico, uno de los grandes maestros de
la prosa inglesa. La obra de Ruskin destaca por la excelencia de su estilo.
Rebelándose contra el entumecimiento estético y los perniciosos efectos
sociales de la Revolución industrial, formuló la teoría de que el arte,
esencialmente espiritual, alcanzó su cenit en el Gótico de finales de la Edad
Media, un estilo de inspiración religiosa y ardor moral. Su idea de belleza
posee una doble naturaleza: la belleza abstracta de las cosas, sin ninguna
consideración más que la forma; y la que se puede reconocer tras un proceso de elaboración
y trabajo paciente del artista en la obra (de ahí su gran admiración por Fra
Angélico).
En
la obra de Gaudí se hallan innumerables ejemplos de simbología esotérica
relacionada con la masonería, la alquimia y el hermetismo. Por ejemplo, el horno
de fusión o atanor es el instrumento más característico de un laboratorio
alquímico. En el Parc Güell, sobre la escalinata de la entrada, nos encontramos
con una estructura en forma de trípode que en su interior contiene una piedra
sin desbastar, en bruto, perpetuamente mojada por un pequeño surtidor. Este
elemento representa la estructura básica de un horno de fusión alquimista y es
una copia del modelo que aparece en un medallón del pórtico principal de la
catedral de Notre-Dame de París. Básicamente, el atanor consta de una envoltura
exterior compuesta de ladrillos refractarios o cemento. Su interior está lleno
de cenizas que envuelven el “huevo filosófico“, la esfera de vidrio en cuyo
interior se halla la materia prima o piedra sin desbastar. Un fuego situado en
la parte interior es el encargado de calentar el huevo, pero no directamente,
ya que es difuminado por las cenizas.
La alquimia, además de una técnica espiritual o forma de mística, se basaba también en el trabajo sobre minerales y operaciones físicas concretas y se caracterizaba por la equivalencia o paralelismo entre las operaciones del laboratorio y las experiencias del alquimista en su propio cuerpo. De esta manera, el atanor representaba la reproducción del cuerpo, el azufre era el alma, el mercurio era el espíritu, el sol el corazón y el fuego la sangre. Las etimologías de la palabra atanor son dos: por un lado derivaría del árabe “attannûr” u horno; y por otro procedería de la palabra griega “thanatos” o muerte, la cual, precedida de la partícula “a”, expresaría el significado “no muerte“, es decir, vida eterna.
La alquimia, además de una técnica espiritual o forma de mística, se basaba también en el trabajo sobre minerales y operaciones físicas concretas y se caracterizaba por la equivalencia o paralelismo entre las operaciones del laboratorio y las experiencias del alquimista en su propio cuerpo. De esta manera, el atanor representaba la reproducción del cuerpo, el azufre era el alma, el mercurio era el espíritu, el sol el corazón y el fuego la sangre. Las etimologías de la palabra atanor son dos: por un lado derivaría del árabe “attannûr” u horno; y por otro procedería de la palabra griega “thanatos” o muerte, la cual, precedida de la partícula “a”, expresaría el significado “no muerte“, es decir, vida eterna.
Otro
ejemplo lo constituye “los tres grados de perfección de la materia”. Aquí
hacemos referencia a la piedra en bruto que se encuentra en el interior del
atanor. La piedra sin desbastar representa el primer grado de perfección de la
materia, el segundo grado viene representado por la piedra desbastada en forma
de cubo, y en tercer lugar un cubo acabado en punta, es decir, con una pirámide
superpuesta. En la simbología masónica estas tres formas representan también
las tres posiciones que se pueden ir asumiendo dentro de la Logia: aprendiz,
compañero y maestro; tal como eran los grados tradicionales de las hermandades
obreras medievales.
Gaudí plasmó en la torre Bellesguard, también conocida como Casa Figueras, todo este simbolismo. La estructura del edificio, situado al pie de la sierra de Collserola y construido con piedra y ladrillo, está formada por un cubo coronado por una pirámide truncada. La orden de los francmasones dice que “cada hombre debe tallar su piedra“. Y es que esa piedra será tanto la piedra angular del templo como la piedra angular de la personalidad del masón. El trabajo ulterior de perfeccionamiento consistirá en superponer una pirámide al cubo.
Gaudí plasmó en la torre Bellesguard, también conocida como Casa Figueras, todo este simbolismo. La estructura del edificio, situado al pie de la sierra de Collserola y construido con piedra y ladrillo, está formada por un cubo coronado por una pirámide truncada. La orden de los francmasones dice que “cada hombre debe tallar su piedra“. Y es que esa piedra será tanto la piedra angular del templo como la piedra angular de la personalidad del masón. El trabajo ulterior de perfeccionamiento consistirá en superponer una pirámide al cubo.
Un
tercer ejemplo lo constituye la cruz en seis direcciones. Este elemento que se
halla en la mayoría de proyectos y construcciones gaudínianas, es una
representación de un principio arraigado a sus creencias pero situado, al menos
formalmente, dentro del campo de la Iglesia. Gaudí utilizó dos técnicas para
realizar las cruces en seis direcciones: La primera la podemos encontrar en el
colegio de Santa Teresa de Barcelona y es un desarrollo evidente de la piedra
cúbica; se trata de la proyección espacial de la piedra cúbica. En el “Turó de
les Mines” del Parc Güell figuran tres cruces que no son más que dos taus a las
que se han superpuesto sendos cubos coronados por sus correspondientes
pirámides. La Tau «T» es la última letra del alfabeto hebreo y decimonona letra
del alfabeto griego, que corresponde a la que en el nuestro se llama «te». Pero
es también una señal o signo, todo un símbolo. Estas taus indican las
direcciones norte-sur y este-oeste y entrelazadas, nos indican los cuatro
puntos cardinales.
La
tercera cruz, por su parte, es una flecha que indica una dirección ascendente.
Inicial de la palabra tierra, la tau es un símbolo de origen remoto que aparece
en monumentos megalíticos de las islas Baleares en forma de taules, un pedestal
sosteniendo una superficie pétrea. Dentro de la francmasonería, la tau tiene un
simbolismo preciso. Por una parte, representaría a Matusael, el hijo de Caín
que crearía este símbolo para reconocer a sus descendientes y, por otro, sería
el signo de reconocimiento que realizaría el oficiante con la mano derecha en
la ceremonia de acceso al grado de Maestro. Observemos que los compiladores
bíblicos hacen partir de Adán y Eva dos linajes: el primero tendría inicio en
Caín, y continuaría con Henoc (o Enoc), Irad, Mahujael, Matusael y Lamec, que a
su vez tendría como hijos a Jabel, Jubal y Tubal, tres patriarcas
civilizadores. El segundo linaje es el de Set, y estaría compuesto por los
siguientes patriarcas: Set, Enós, Cainán, Mahalaleel, Jared, Henoc, Matusalén,
Lamec y Noé, que tuvo a Sem, Cam y Jafet.
Otro
importante ejemplo lo constituye la letra
X, que tiene una gran importancia en el simbolismo masónico. Este
símbolo se encuentra en las bóvedas de la cripta de la Colonia Güell, donde
está repetido hasta trece veces, y también en el pórtico del Nacimiento de la
Sagrada Familia, en la cruz que corona el Árbol de la Vida, que muestra una
descomunal X. Este símbolo se realiza sobre la base de un hexágono regular y
éste forma el perímetro interior de dos triángulos equiláteros entrelazados,
los cuales formarían la estrella de David, que sería la notación alquímica de
los cuatro elementos básicos. El hexágono es una forma muy repetida en la obra
de Gaudí, del cual incluso se puede extraer un cubo volumétrico si dividimos el
hexágono en tres rombos. Cabe recordar que la X, además, es la notación
alquímica del Crisol, un instrumento necesario para la obra hermética.
Asimismo, la X también está relacionada por tradición con el apóstol Andrés,
crucificado en una cruz con esta forma.
No
podemos dejar de banda el ejemplo del pelícano. Este animal, en otro tiempo
símbolo de Cristo, lo podemos encontrar en el Museo de la Sagrada Familia y
estaba destinado al Pórtico del Nacimiento. Una de las versiones más conocidas
sobre la figura del pelícano es la que habla de que sentía un amor tan fuerte
por sus hijos que, en el caso de pasar hambre, se abría el vientre con su
propio pico para alimentarlos. Otra versión dice que, irritado porque sus crías
le golpeaban con las alas, las mataba y luego, arrepentido, se suicidaba
clavándose el pico en el vientre. En una última versión del tema se descarta el
suicidio y que se clave el pico en el vientre y se habla de que sus lágrimas
resucitan a sus crías muertas. El grado 18 de la orden de los francmasones,
denominado “grado Rosacruz“, tiene como símbolo al pelícano en actitud de
abrirse el vientre y rodeado de sus hijos; sobre su cabeza hay una cruz con una
rosa roja incisa y la leyenda I.N.R.I. El pelícano representa la chispa divina
latente que anida en el hombre, su sangre es vehículo de vida y resurrección y
su color es blanco,simbolizando la superación de la primera fase de la obra
alquímica. La tercera fase supone pasar a través de la experiencia del rojo,
que queda plasmada en la explosión de una gran rosa roja en el centro del
pecho.
Pero
tal vez uno de los ejemplos más significativos lo representa la salamandra, la
serpiente y las llamas. Cabe hacer una interpretación hermética de la
simbología de este elemento, que es la única integradora de todo el conjunto:
una cabeza de serpiente situada en el centro de un gran disco, envuelta en
llamas y éstas de agua.Los hermetistas eran conocidos como “filósofos por el
fuego” y su obra se basaba en ordenar el caos; como al principio de los tiempos
la ruina y el mal se extendieron por el mundo por obra de la serpiente, para
ordenar ese caos es necesario quemarla. Así, el círculo simboliza el caos, la
oriflama es la llama que contiene el azufre y la serpiente es el espíritu
mercurial.
También
debemos señalar el lagarto como un importante símbolo. Es el animal que baja
desde el atanor hasta el disco descrito anteriormente y que se ha interpretado
como una salamandra, una iguana e incluso un cocodrilo, pero su característica
más importante es su dorso sinuoso. Se trata de una imagen estática que sugiere
una sensación de movimiento muy acusada, una nueva representación del mercurio
originario, una reiteración de las funciones del atanor, es decir, obrar la
separación, decantar las partes fijas del mineral de las volátiles. Las escalinatas
del Parc Güell se nos presentan así como un paradigma hermético que contiene
los principios de la obra y no en vano son muchos los textos alquímicos que
insisten que toda la obra se realiza a través del mercurio.
También
es destacable el simbolismo del árbol seco y el árbol de la vida. El amor de
Gaudí por la naturaleza estuvo siempre presente en toda su obra. Sus
construcciones están llenas de elementos ornamentales que hacen referencia al
reino vegetal. El simbolismo alquímico está repleto de imágenes relacionadas
con la agricultura y el reino vegetal. El Árbol Seco representa el símbolo de
los metales reducidos de sus minerales y fundidos; la temperatura del horno les
ha hecho perder vida y, por lo tanto, deben ser vivificados. En el Árbol Seco
siempre existe una chispa de vida, aquella que puede hacer posible su
resurrección; de hecho, siempre pueden verse en él algunas hojas que indican la
posibilidad de que reverdezca de nuevo. La imagen del Árbol Seco fue colocada
por Gaudí en sus obras capitales, representando una naturaleza vegetal
petrificada que mantiene, sin embargo, un foco de vida. Muchas de estas
imágenes se hallan en el Parc Güell. El Árbol de la Vida, como bien indica su
nombre, es el árbol inmortal, el símbolo de la vida eterna. La representación
iconográfica más reiterativa de esta clase de árbol es el ciprés. El arquitecto
catalán lo sitúa en el centro del pórtico del Nacimiento de la Sagrada Familia,
rodeado de palomas blancas, que a su vez, simbolizan las almas renovadas que
ascienden hacia el cielo.
Pero
uno de los ejemplos más sublimes de la simbología gaudiniana la constituye el
dragón ígneo y el laberinto. La imagen del dragón es una constante en la obra
de Gaudí. Ciertamente, es una imagen que asociamos de forma inmediata a la
leyenda de Sant Jordi, patrón de Catalunya, pero, a diferencia de otros
arquitectos modernistas, Gaudí lo representa siempre de forma solitaria. El
dragón situado en la verja de los pabellones Güell está inspirado en “La
Atlántida” de Verdaguer; ya que se trata de un dragón encadenado que custodia
el acceso al jardín de las Hespérides. El dragón está ligado al simbolismo de
la serpiente, no es otra cosa que una serpiente con alas que arroja llamas por
la boca o la nariz. Los rosacruces introdujeron imágenes de caballeros que
clavaban sus lanzas en dragones furiosos. Al analizar las características
míticas de este animal, su ardor ígneo aparece como la representación de
nuestros instintos más incontrolables. Vencer esta fuerza, dominar nuestro
espíritu, supone la posibilidad de penetrar en los dominios del Ser.
Los
hay alados, de grandes fauces y lengua temible, con escamas acerbas, mirada
feroz y patas de garras imponentes. Otros presentan expresión menos
amenazadora, carecen de patas y alas, y su cuerpo evoca la sinuosidad de la
serpiente o el nerviosismo de la lagartija. Aparecen en lugares insospechados,
bajo aleros, cornisas y balcones, en dinteles de puertas, camuflados en
lámparas, picaportes, y comportándose como seres rampantes, trepadores,
orgullosos, siempre prestos a esgrimir sus uñas ganchudas. Así son los dragones
que habitan en Barcelona, ya se trate de representaciones en piedra, forja,
madera, azulejo, mosaico o trencadís. El Eixample de Barcelona es la zona de la
ciudad con mayor densidad de dragones, posiblemente porque ahí se construyeron
muchos edificios modernistas y al modernismo parece que le gustaban los
dragones.
Algunos
ejemplares figuran junto a Sant Jordi, el héroe caballeresco patrón de Catalunya,
pero otros están solos, y los más se presentan emparejados o en grupo, y
difieren sobremanera en tamaños, formas y actitudes. Según el arquitecto Juan
Bassegoda Nonell, que fue titular de la Cátedra Gaudí durante más de treinta
años, “La figura del dragón, un ser
inexistente, seducía mucho en el modernismo, por tratarse de un personaje
exótico, y porque el modernismo es una mezcla de lo neogótico y lo exótico”.
Hay en la ciudad representaciones de dragones desde el medievo y se encuentran
muestras en la catedral y en algunas iglesias antiguas. Pero la singularidad
que Barcelona aporta al universo cultural e iconográfico del dragón se debe
sobre todo a la obra de Gaudí, que plasmó aquí dos dragones muy especiales: el
del trencadís del Parc Güell, y el de hierro forjado de la finca Güell,
cargados ambos de gran simbolismo. “Los dragones de Gaudí están extraídos de la
mitología y de la historia, y reflejan las ideas del conde de Güell sobre la
Renaixença: catalanismo, mitología y religión”, según Bassegoda.
Así,
el dragón de la puerta de la finca Güell es Ladón, fiero guardián de la entrada
del jardín de las hespérides, que fue muerto por Hércules, según se relata
en L’Atlàntida de Jacint Verdaguer.
Parece ser que estaba dedicada al marqués de Comillas, suegro de Güell. Ese
dragón imponente, de más de cinco metros de envergadura, con fauces y dientes
recortados, alas de murciélago y cola en espiral, sorprende a los turistas por
su ferocidad. En el otro extremo tenemos al dragón de colorines del Park Güell,
que es Pitón, la serpiente del templo del oráculo de Delfos que, según la
mitología griega, cayó muerta a manos de Apolo, quien la enterró en el sótano
del templo y acabó convirtiéndose en protectora de las aguas subterráneas.
Según el profesor Bassegoda, “el templo de Delfos era dórico, y por eso Eusebio
Güell quiso que las columnas del parque que encargó a Gaudí fueran de tipo
dórico”.
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Drago del Parc de la España Industrial Barcelona |
Es realmente sorprendente que en una ciudad occidental como Barcelona puedan observarse tantos dragones de todos los tamaños, representados como cocodrilos, serpientes, lagartos, salamandras, reptiles, dragones y saurios en general. Si excluimos el lomo de dragón del tejado de la casa Batlló, el más grande resulta ser el del parque de la Espanya Industrial, de 32 metros de longitud y 150 toneladas de peso, mientras que el más pequeño es una pareja engarzada en los tiradores de las puertas del Pati dels Tarongers, en el Palau de la Generalitat. También son reseñables las cuatro dragonas de la pastelería Foix de Sarrià, ya que son de las poquísimas féminas de dragón representadas en la ciudad; el famoso dragón chino de la casa de los Paraigüesde la Rambla, un edificio premodernista de Josep Vilaseca; los cocodrilos sumergidos en las aguas de la fuente de la plaza Espanya; o las grandes lagartijas gaudínianas del templo de la Sagrada Família.
Impresionan
sus ojos altivos y firmes. La palabra dragón viene del latín draco, que procede
del griego drákon, a su vez derivado de la voz griega dérkomai, que significa
‘mirar con fijeza’. Según algunos eruditos, esa cualidad explicaría su
condición de guardián mítico de doncellas y tesoros, combatidos por dioses,
santos o héroes,aunque el combate legendario entre el caballero y el dragón se
vincula a mitos indoeuropeos de lucha entre dioses de la guerra y el dragón
demoniaco bíblico-babilonio. Para Catalunya, ese caballero es Sant Jordi, que
en 1456 fue declarado patrón por las Cortes Catalanas, reunidas en el coro de
la catedral de Barcelona. Es también patrón de Aragón, Inglaterra, Portugal,
Grecia, Polonia, Lituania, Bulgaria, Serbia, Rusia y Georgia, entre otros
países. De Sant Jordi está más documentado su culto que su existencia, pero la
leyenda lo sitúa en el siglo III, nacido en Capadocia o Nicomedia, y mártir por
decapitación durante la persecución de los cristianos por el emperador romano
Diocleciano. Su leyenda llegó a estas tierras en el siglo XV.
Algunos
dragones de Barcelona aparecen junto a Sant Jordi, mientras otros ejemplares
son orientales y denotan el gusto por los elementos exóticos de la burguesía
catalana en los tiempos del modernismo. En aquella época la decoración era
fundamental, así que los dragones se representaban en muebles, puertas, joyas y
cortinas. Los gustos actuales dificultan su utilización como elemento decorativo
pese al crecimiento de la población china y a que un escritor como Carlos Ruiz
Zafón acostumbre a llevar uno en la solapa. Los dragones orientales, seres sin
alas pero voladores, se consideran seres benévolos, cargados de sabiduría,
mientras que los dragones occidentales suelen ser considerados maléficos.
Según el arquitecto Bassegoda, “El dragón es un monstruo inventado, por lo que cada artista ha podido apelar a su propia imaginación a la hora de plasmarlo, y por eso son tan diversos”. Pero no todo lo referente a los dragones puede considerarse simplemente como un elemento decorativo. Para profundizar en este tema, recomiendo leer el artículo “los dioses serpiente y dragón en la mitología, ¿reflejan una realidad en las antiguas civilizaciones?”
Según el arquitecto Bassegoda, “El dragón es un monstruo inventado, por lo que cada artista ha podido apelar a su propia imaginación a la hora de plasmarlo, y por eso son tan diversos”. Pero no todo lo referente a los dragones puede considerarse simplemente como un elemento decorativo. Para profundizar en este tema, recomiendo leer el artículo “los dioses serpiente y dragón en la mitología, ¿reflejan una realidad en las antiguas civilizaciones?”
Tal
como hemos comentado anteriormente, algunos de sus biógrafos argumentan que
Gaudí fue masón y que algunas de sus obras como el templo de la Sagrada Familia
y el Parc Güell contienen múltiples símbolos de la masonería. El escritor Josep
Maria Carandell analiza en su libro ”El Parque Güell, utopía de Gaudí”, una
gran cantidad de detalles de claro origen masónico y afirma que pertenecía a
una organización secreta”probablemente relacionada con la masonería inglesa”.
Pero el primero en explicar la pertenencia de Gaudí a la masonería fue el
escritor anarquista Joan Llarch, en el libro ”Gaudí, una biografía mágica”.
Llarch asegura que Gaudí, en sus excursiones por la montaña, habría ingerido el
hongo alucinógeno ”Amanita Muscaria”, que tiempo después colocaría como adorno
en una de las casitas situadas a la entrada del Parc Güell. Al parecer, este
hongo provoca estados alterados de conciencia y el tránsito hacia otra
realidad. ¿Sería en ese estado en el que Gaudí habría imaginado las formas
características de su arquitectura?
Eduardo
Cruz, uno de sus biógrafos, asegura que perteneció a la Orden de los Rosacruz y
otros insinúan que tuvo tendencias panteístas y ateas. Los detractores de estas
teorías aseguran que un cristiano como Gaudí no podía ser de ningún modo masón.
De todos modos en la historia de la masonería puede comprobarse la pertenencia
a la misma de insignes cristianos. Aquí tenemos que señalar dos etapas
diferentes en la vida de Gaudí. Por una parte tenemos a un Gaudí que en su
juventud vivió en un ambiente de sociedades secretas e iniciáticas, cuya
compañía parece que nunca terminó de abandonar por completo, tal y como lo
demuestra la amistad con el pintor uruguayo y notorio francmason neopitagórico
Joaquim Torres García. Y por otra, tenemos a un Gaudí que en su madurez, con el
paso de los años, fue acentuando su catolicismo, transformándose en un místico,
al margen de cualquier obediencia, rito o disciplina.
Fuente
extraída: http://maestrogaudi.blogspot.com/p/el-esoterismo-de-gaudi.html
extraído de: http://oldcivilizations.wordpress.com/2010/12/28/el-esoterismo-de-gaudi-barcelona-y-el-culto-al-dragon/
DOCUFORUM
https://www.youtube.com/watch?v=FCUAytyicik&t=181s
Se proyectará otro vídeo, o imágenes según considere el ponente.
Tras la exposición del tema se abrirá el debate, planteándose todas las opiniones o interrogantes que surjan sobre el tema en cuestión.
Cómo llegar a:
CAFÉ DE L' ÒPERA:
LA RAMBLA, 74 (a pocas calles de Plaza de Catalunya)
Sito en la céntrica calle La Rambla, nº 74, frente al gran Teatre del Liceu a muy pocas calles de Plaza Catalunya. Es un local confortable, emblemático con glamour y solera, donde podremos tertuliar con tranquilidad, realizar una conferencia, y disfrutar de quien lo desee de una informal cena, en pleno corazón de la ciudad. Tenéis la parada de metro "Liceu" L3 línea verde, e infinidad de lineas de autobuses, y en plaza catalunya los nocturnos y todas las lineas que van a "cercanías".
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Mejor ubicación imposible!!
¡¡Os esperamos!!
Móvil para confirmar asistencia o para cualquier consulta: 654113551
Montse Guardia.
GRUP PSICOGNOSIS SOCIAL –GPS-
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