miércoles, 28 de julio de 2010

CAMBIAR SENTIMIENTOS NEGATIVOS EN POSITIVOS

COMO POLARIZAR UN SENTIMIENTO NEGATIVO EN POSITIVO
PRINCIPIO METAFÍSICO
-LA LEY DE POLARIDAD-

Todo es dual. Todo tiene dos polos, todo su par de opuestos, los semejantes y los antagónicos son lo mismo. Los opuestos son idénticos en su naturaleza pero diferentes en grado. Los extremos se tocan. Todas las paradojas pueden reconciliarse".

Este Cuarto Gran Principio hermético encierra la verdad de que todas las cosas manifestadas tienen dos aspectos, dos polos, que son un par de opuestos con innumerables grados entre ambos extremos. Aquella antigua y eternas paradojas que han confundido las mentes como: "Todo es y no es, al mismo tiempo".

"La tesis y la antítesis son idénticas en naturaleza", y "Los extremos se tocan", quedan explicadas si se medita este Principio.

La Ley de Polaridad explica que lo que existe entre cosas diametralmente opuestas es solamente cuestión de grados, y afirma que todo par de opuestos puede reconciliarse mediante la aplicación de esta Ley. Vamos a examinar este Principio en los diferentes planos.

En el plano físico encontramos que el calor y el frío son idéntica naturaleza, siendo la diferencia sólo cuestión de grados. El termómetro indica los grados de temperatura, siendo el polo inferior el llamado frío y el superior calor. Entre estos dos hay muchos grados de calor y frío, y de esos grados el superior es más caliente, en relación con el inferior, que es más frío. No hay absolutamente un tipo fijo. Todo es cuestión de relación y grados. No hay ningún sitio en el termómetro en donde cese el calor y comience el frío. Absolutamente. Todo se reduce a vibraciones más o menos elevadas o bajas. Las propias palabras "elevado" y "bajo" que estamos usando no son más que dos polos de una misma cosa. Son relativos.

Así sucede igualmente con el Este y el Oeste. Si viajamos alrededor del mundo en dirección Oriente, llegamos a un punto que se llama Occidente, marchamos lo suficiente para el Norte, y pronto nos encontramos viajando hacia el Sur.

El mismo Principio se manifiesta en la luz y la oscuridad, las que en resumen son la misma cosa.

¿Dónde termina la oscuridad? ¿Dónde empieza la luz? ¿Cuál es la diferencia entre grande y pequeño? ¿Cuál entre duro y blando? ¿Entre blanco y negro? ¿Entre positivo y negativo? La escala musical es lo mismo.

El mismo Principio opera en idéntica manera en el Plano Mental. El Amor y el Odio son considerados como diametralmente opuestos e irreconocibles; pero si aplicamos el Principio de Polaridad encontramos que no existe ni un Amor absoluto ni un odio absoluto diferentes uno de otro; los dos no son sino términos aplicados a los dos polos de una misma cosa. Empezando en cualquier punto de la escala encontramos más Amor y menos odio si ascendemos por ella, o menos Amor y más odio si descendemos por ella. Hay muchos grados de Amor y de odio, y existe también un punto medio donde el agrado y desagrado se mezclan en tal forma, que es imposible distinguirlos. El valor y el miedo quedan también bajo la misma regla.

Los pares de opuestos existen en todo. Donde encontramos una cosa encontramos también su opuesto.

Esto último es lo que permite transmutar un estado mental en otro, siguiendo las líneas de polaridad. Las cosas diferentes no pueden transmutarse unas a otras, pero sí las de igual clase. Por ejemplo, el Amor no puede transmutarse en este u Oeste, pero si puede tornarse en Odio, e igualmente el Odio, cambiando su polaridad puede tornarse en Amor. El valor puede transmutarse en miedo y viceversa. Las cosas duras pueden tornarse en blandas, y así sucesivamente, efectuándose siempre la transmutación entre cosas de la misma clase, pero de grado diferente.

Tratándose de un hombre cobarde, si se elevan sus vibraciones mentales a lo largo de la línea miedo - valor, se llenará de valentía y despreciará el peligro.

Igualmente lo perezoso puede hacerse activo y enérgico, polarizándose simplemente a lo largo de la línea pereza - inteligencia.

Una vez entendido el principio de Polaridad se ven inmediatamente los cambios mentales que deseamos

Ver en nuestros enemigos, amigos, nuestros hijos, empleados, etc., son posibles aplicando esta Ley. Es como producir un deslizamiento a lo largo de una escala, a saber, no se trata de transmutar una cosa en otra completamente diferente, sino de reducirla a un simple cambio de grado de la misma cosa. Los estados mentales pertenecen a innumerables clases, cada una de las cuales tiene su opuesto, y alo largo de su propia línea es posible la transmutación.

El Espíritu y la Materia son polos de la misma cosa; siendo los estados intermedios, o planos, cuestión de grados vibratorios solamente. Estos dos polos, en todo lo que existe, se clasifican ellos mismos por su grado vibratorio, o sea su frecuencia, en positivos y negativos. Así, el Amor es positivo, el odio es negativo. La Fe es positiva, el miedo es negativo. La actividad es positiva con relación en la inercia. El color blanco positivo es contra el negro negativo. La Verdad es positiva, la mentira negativa. La prosperidad es positiva, la carencia negativa. Lo superior es positivo, lo inferior negativo.

Debemos recordar que la tendencia de la Naturaleza es en dirección a la actividad dominante del polo positivo.

Además del cambio de polo de nuestros propios estados mentales mediante el arte de la Polarización, el fenómeno de la influencia mental en sus múltiples fases demuestra que el principio puede extenderse hasta abarcar las influencias mentales; esto es, que los estados mentales pueden producirse por inducción de los demás. Es, pues, posible polarizar un ambiente, una situación. La mayoría de los resultados obtenidos mediante los tratamientos mentales se obtienen aplicando este Principio.

La práctica de este Principio nos permite comprender mejor nuestros propios estados mentales, así como los de los demás, y nos cerciora de que esos estados son puramente cuestión de grados, pudiendo elevar las vibraciones interiores a voluntad, cambiando la polaridad y haciéndonos dueños de esos grados en lugar de sus esclavos.

Las frecuencias vibratorias de un metafísico entrenado, a menudo logran transformar un ambiente en que él penetra, simplemente con su presencia. Sólo que la vista de sus ojos, de su sonrisa, de su paz y su alegría polariza los estados mentales. Con unas cuantas palabras positivas transmuta conceptos ajenos negativos imperantes en el ambiente, porque cambia el humor de los presentes, se llenan de esperanza donde antes estaban desesperantes.

De acuerdo con el Principio que estamos estudiando, sabemos ya que es posible POLARIZAR, transmutar la creación propia, deslizando la mente hacia arriba, por la línea del positivo, pensando salud y vida. Contra lo que tú escojas no puede nadie sino tú mismo. Si prefieres situarte en el polo negativo tendrás todo lo que a él pertenece. Si prefieres el polo positivo tendrás todo lo que a él pertenece.

Al Polo positivo pertenece la sonrisa, el negativo pertenece el ceño fruncido. Si quieres cambiar de polo en plena manifestación negativa, sonríe, declara el Bien presente en la manifestación, bendícelo y agrega: "y lo quiero ver". Eso es todo. Verás transmutarse lo negro en blanco, lo triste en alegre, el mal en bien. Pruébalo. Polariza todas las situaciones que se te presenten, todos lo ambientes donde penetres, todos los seres que hablan contigo y los oirás exclamar: "! Pero qué bien me siento!"

Lo no deseable se transforma cambiando su polaridad. Si tú mismo no sabe hacerlo rápidamente hazlo de grado en grado, de condición en condición, de polo en polo, de vibración en vibración. Primero hay que adquirir el arte de cambiar la propia polaridad para luego poder cambiar la ajena.

Para dominar el arte de polarizar hay que practicarlo, como todo lo que se desea dominar.



En este post (entrada) he querido realizar un paralelismo de ésta cuarta Ley Universal, con los postulados del Doctor en medicina Deepack Chopra.

A continuación adjunto unos videos en los que podréis escuchar dichos postulados y en los que llegado a un punto, os habla del poder de la mente, y la infinita posibilidad que posee el ser humano para polarizar nuestras emociones, nuestros pesamientos, y por ende nuestra realidad.





Montse Guardia

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