CENA/TERTULIA:
"ADOLF HITLER Y LA LANZA DEL DESTINO"
¿QUÉ PODER SE LE ATRIBUYE A DICHO OBJETO SAGRADO?
¿SE TRATA DE UNA SUPERSTICIÓN O DE UN GRAN PODER MÍSTICO?
"ADOLF HITLER Y LA LANZA DEL DESTINO"
¿QUÉ PODER SE LE ATRIBUYE A DICHO OBJETO SAGRADO?
¿SE TRATA DE UNA SUPERSTICIÓN O DE UN GRAN PODER MÍSTICO?
Nuestro punto de encuentro para éste Sábado 24 de Septiembre a las 20:00 horas, será en el RESTAURANTE PIZZERIA GINOS de BARCELONA, http://www.ginos.es/, sito en la céntrica Ronda Universidad, nº 27, esquina con Balmes y Rambla de Catalunya, y a muy pocos metros de la Plaza de Catalunya. Es un local confortable donde podremos tertuliar con tranquilidad, realizar una conferencia, y disfrutar de buena cena.
Importante:
Cuando entréis en el restaurante habréis de bajar unas escaleras, allí encontraréis la sala comedor para grupos.
Cuando entréis en el restaurante habréis de bajar unas escaleras, allí encontraréis la sala comedor para grupos.
Vamos a estar en un salón privado donde estaremos libres de ruidos ambientales.
A las 20:00 horas iniciaremos pase del documental ""ADOLF HITLER Y LA LANZA DEL DESTINO"
¿QUÉ PODER SE LE ATRIBUYE A DICHO OBJETO SAGRADO? -Se ruega puntualidad. Tras visualizar dicho documental, realizaremos un DOCUFORUM relacionado con éste tema.
¿QUÉ PODER SE LE ATRIBUYE A DICHO OBJETO SAGRADO? -Se ruega puntualidad. Tras visualizar dicho documental, realizaremos un DOCUFORUM relacionado con éste tema.
Sobre las 22 horas cenaremos.
Para los más marchosos, después de cenar iremos a tomar una copa.
Ruego confirmar asistencia para efectuar reserva de comensales. Para reservar llamad al móvil 654113551, Montse Guardia.
A las 20 horas iniciaremos pase de documental
"ADOLF HITLER Y LA LANZA DEL DESTINO"
¿QUÉ PODER SE LE ATRIBUYE A DICHO OBJETO SAGRADO?
¿SE TRATA DE UNA SUPERSTICIÓN, O DE UN GRAN PODER MÍSTICO?
¿QUÉ PODER SE LE ATRIBUYE A DICHO OBJETO SAGRADO?
¿SE TRATA DE UNA SUPERSTICIÓN, O DE UN GRAN PODER MÍSTICO?
Se ruega puntualidad
Nadie
desconoce que el inconmensurable poder del que dispuso Hitler no tuvo parangón
durante varios años. Al mando de sus soldados, sembró el terror en todos
aquellos que se atrevían a desafiarle. Sin embargo, lo que es menos recordado
es que el mandatario nazi sentía una obsesión enfermiza por las reliquias
debido a que, según pensaba, su poder le ayudaba a mantener en alza su imperio.
Entre otros, uno de los objetos que deseaba tener entre sus manos era la Lanza
de Longinos, el arma que un soldado romano clavó a Jesucristo en la cruz y cuya
leyenda afirmaba que su poseedor no perdería jamás una batalla
Este
artefacto, también conocido como «La Lanza del Destino», no fue el único objeto
que Adolf Hitler trató desesperadamente de encontrar, sino que en su lista
también se encontraban reliquias de tal calibre como el Arca de la Alianza o el
Santo Grial. Sin duda, las obsesiones del líder alemán parecen más bien propias
de un guión de las populares películas de «Indiana Jones».
¿Qué
se sabe de la lanza?
Lo
que se sabe de la lanza viene otorgado por los evangelios, como bien explica el
periodista e historiador Jesús Hernández en su libro «Enigmas y misterios de la
II Guerra Mundial». «La primera referencia es, lógicamente, la que aparece en
la Biblia. Según el Evangelio de San Juan -el único escrito por un coetáneo de
Jesús-, un soldado romano atravesó su cuerpo con una lanza para certificar su
muerte».
Y
es que, al ser viernes, era necesario que los presos murieran rápidamente en la
cruz para así evitar que agonizaran durante el sábado (día sagrado para los
judíos). Por ello, los romanos quebraron las piernas de los dos crucificados
junto a Jesús para asegurarse de que morían en un corto período de tiempo. Sin
embargo, al llegar a Cristo, y como le vieron aparentemente muerto, le clavaron
una lanza para certificar su fallecimiento.
Concretamente,
y según San Juan: «Fueron pues, los soldados y quebraron las piernas del
primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron
ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le
atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua», (Capítulo
19, versículos 32-34).
Según
varios evangelios, este soldado era un Centurión romano. «Se especifica que su
nombre era Cayo Casio Longinos y que sufría una ceguera parcial que casi no le
permitía ver. Pero la sangre de Jesús que le salpicó a los ojos cuando le clavó
la Lanza obró un milagro, recuperando la vista en ese justo momento. El agradecido
Longinos decidió convertirse al cristianismo», sentencia el historiador. A
partir de este episodio, el paradero de la lanza se perdió de forma oficial.
La
lanza en manos nazis
Sin
embargo, lo que realmente atrajo a Adolf Hitler de este objeto fue precisamente
la historia más desconocida y la leyenda que acompañaba a la reliquia, la cual
afirmaba que «quien la sostenga en sus manos, sostendrá, para bien o para mal,
el destino del mundo». Sin duda, la posibilidad de poder tener a sus pies a
toda la humanidad gracias a «La Lanza del destino» no pasó desapercibida para
el líder nazi, para el que todas las ayudas militares eran pocas.
Hitler, había leído de hecho todas las leyendas conocidas sobre la lanza, la mayoría de las cuales atribuían un inconmensurable poder a su poseedor. Sin embargo, y según cuentan otras versiones, el artefacto tenía también una terrible maldición, pues el que se separaba de ella solía sufrir la más amarga de las derrotas en combate o incluso la muerte.
«La
tradición afirma que en el año 732 el general Carlos Martel la sostuvo cuando
derrotó a los árabes en la batalla de Poitiers. El propio Carlomagno, nieto de
Carlos Martel, combatiría en un total de 47 batallas sin conocer nunca la
derrota, pero murió poco después de que la reliquia se le cayese
accidentalmente».
Sin
embargo, no fue el único. «Lo mismo le sucedería a Federico I Barbarroja al
partir hacia Jerusalén durante la Tercera Cruzada; cuando se disponía a vadear
un río en la actual Turquía cometió el error de dejar caer la Lanza. Poco
después cayó al río y se ahogó» sentencia el experto. A pesar de todo, los
nazis no dejarían escapar el poder que les podría otorgar esta reliquia que
finalmente, y gracias al destino, acabó presuntamente en Viena.
La
obsesión de Hitler
Hitler
malvivía de joven vendiendo cuadros...
Museo del Palacio Hofburg
«Se
trataba de una punta de hierro de poco más de cincuenta centímetros de largo.
La hoja estaba partida y presentaba una reparación con un alambre de plata. En
el centro podía apreciarse la cabeza de un clavo y una banda de oro con la
inscripción Lancea et Clavus Dominus (la lanza y el clavo del Señor). En su
base se observaban unas pequeñas cruces de bronce».
Hitler
quedó fascinado por el objeto y se obsesionó con su historia, la cual investigó
junto a su entonces gran amigo Walter Johannes Stein. «Ambos se enfrascarían en
el estudio de los poderes mágicos que aquel objeto atesoraba».
Según
destacaría Stein posteriormente, Hitler le explicó sus obsesiones y él no pudo
más que quedarse asombrado con la enorme ambición del joven Adolf.
«Hitler estaba convencido de que tenía un alto designio que cumplir. La posesión de la Lanza sagrada podía ser el instrumento necesario para hacerlo realidad. El experto en ocultismo no tomó demasiado en serio a aquel artista fracasado, pero años más tarde aquellos delirios de grandeza se harían tristemente realidad», expresa el experto.
«Hitler estaba convencido de que tenía un alto designio que cumplir. La posesión de la Lanza sagrada podía ser el instrumento necesario para hacerlo realidad. El experto en ocultismo no tomó demasiado en serio a aquel artista fracasado, pero años más tarde aquellos delirios de grandeza se harían tristemente realidad», expresa el experto.
El «robo» de la lanza
Veintiséis
años después, en 1938, Hitler ya se había convertido en el líder del nazismo y
de toda Alemania tras subir al poder democráticamente. Sin embargo, y a medida
que su poder iba aumentando, sentía una necesidad cada vez mayor de poseer la
Lanza del Destino. «Ahora entraba triunfante en Viena, la ciudad en la que
había vivido como un vagabundo, una vez que el Tercer Reich se había anexionado
Austria», destaca Hernández en su libro.
«En
la tarde del 14 de marzo de 1938, Hitler entraba acompañado del jefe de las SS,
Heinrich Himmler, con quien compartía aunque en menor medida el interés por el
ocultismo, en el Palacio Hofburg». El deseo del líder nazi
estaba a punto de hacerse realidad.
«El
Führer se dirigió directamente a la sala en donde se custodiaba la deseada
Lanza. Himmler salió de la sala, dejando a solas a Hitler con la mítica
reliquia. Allí permaneció más de una hora, ensimismado en sus pensamientos
delirantes, alimentados por la visión de la Lanza que ya estaba en su poder. Su
sueño megalomaníaco se había cumplido», apunta Hernández en su libro.
En
cambio, Hitler todavía necesitaba llevarse la lanza del museo sin que pareciera
un robo a Viena. Para ello tuvo una curiosa idea: «Para darle una apariencia
legal, la confiscación se ejecutaría en respuesta a la petición oficial
realizada en Berlín por el burgomaestre de Nuremberg, Willy Liebel, para que el
tesoro regresase a la ciudad que lo acogió antes de ser enviado a Viena»,
determina el historiador.
Tras
conseguir su objetivo, ahora los nazis debían proteger la lanza hasta que
llegara a Alemania junto a las 31 piezas del tesoro austríaco que habían
robado. Tardaron nada menos que cinco meses en preparar el viaje. «Se requirió
el empleo de un tren blindado, especialmente preparado para el traslado del
valioso tesoro y que contaba incluso con aire acondicionado. El 29 de agosto el
producto del saqueo nazi salió de la estación Oeste de Viena en el más absoluto
secreto. Fue transportado hasta Nuremberg en el tren especial, siendo escoltado
en todo momento por tropas de las SS».
El
gran número de molestias que se tomó Hitler deja claro el aprecio que le tenía
a esta reliquia y el temor que le suscitaba que pudiera ser robada. «Al día
siguiente las joyas quedarían depositadas en la iglesia de Santa Catalina. Allí
las recibió con todos los honores el burgomaestre. Más tarde se construirían
diez vitrinas especiales para exponer al público las joyas, incluyendo la
Lanza.», destaca el periodista.
La
locura de Hitler
El nazi creía que la lanza le había pertenecido en una vida anterior.
Con su preciado tesoro ya en Alemania, el líder nazi se sentía más que satisfecho. Sin embargo, no veía la lanza como una mera reliquia, sino que sentía una atracción especial hacia ella que sobrepasaba los límites de la razón. «El Führer estaba convencido de que le había pertenecido en una vida anterior. Según confesó a Stein, 'la Lanza contenía algún tipo de revelación mística, como si en algún siglo anterior ya la hubiera sostenido en mis manos'», sentencia el experto.
Pero
no sólo eso, Hitler también tenía ensoñaciones en las que creía ser la
reencarnación de un señor feudal del S IX. «Se refería a un personaje
llamadoLandulfo II de Capua, que fue excomulgado por el papa por sus
conocimientos sobre magia, y que se mostró también fascinado por el poder que
emanaba de la Lanza», destaca Hernández.
Sin
duda, su obsesión por el artefacto no era ni mucho menos normal. En cambio,
Jesús Hernández tiene su propia teoría sobre este hecho: «Lo más probable es
que su obsesión por el arma naciese, no tanto por un recuerdo de su vida
anterior, sino por su desmedida pasión por las óperas wagnerianas. Su favorita
era Parsifal, en donde la leyenda de la Lanza sagrada -o la Heilige Lance en
alemán- tenía un papel central, junto al Santo Grial»
Nunca
sabremos si el poder que Hitler le atribuía al artefacto era real, pero lo que
sí es cierto es que durante muchos años sus tropas fueron prácticamente
invencibles. Allí donde combatieran, sus tanques (Panzers) no tenían rival y
sus soldados arrasaban la tierra por la que pasaban. ¿Sería cosa de la lanza?.
Los
americanos y la lanza
Sin
embargo, y como bien apunta el historiador, su poder debió remitir a partir de
1942, pues las tropas alemanas tuvieron que retirarse en la mayoría de los
frentes. «Por esa época la Lanza ya había dejado de estar expuesta al público y
permanecía empaquetada en un refugio antiaéreo excavado en la roca y situado
bajo el castillo de Kaiserburg, en Nuremberg», señala Hernández.
Su
estancia en el refugio sería breve. «El 31 de marzo de 1945, ante el avance de
las tropas aliadas por territorio germano, Liebel creyó que el refugio no
ofrecía suficiente protección y decidió guardar las piezas más valiosas –entre
las que figuraba la Lanza- en cajas de cobre soldadas, que fueron depositadas
en una recámara del búnker de la Panier Platz, procediendo luego a tapiar la
entrada».
Los
americanos finalmente consiguieron arrebatar el tesoro a Hitler.
Pero
por mucho que hicieran los alemanes, el destino de la lanza estaba más que
sellado, ya que, por estas fechas, Nuremberg se encontraba sitiada por los
aliados, entre los que se encontraba la veterana división Thunderbird, que
durante cuatro días combatió contra 22.000 miembros de las SS dispuestos a
morir por defender la ciudad.
Una
vez que se tomó Nuremberg, le tocaba a los americanos descubrir donde se
encontraban las piezas más valiosas de la colección nazi, y ningún
superviviente estaba dispuesto a dar información. De hecho, la fuente más
fidedigna, Liebel, había fallecido.
Los
aliados encargaron la búsqueda a uno de sus hombres más valiosos. «El teniente
Walter H. Horn fue el encargado de averiguar el paradero de la parte más
importante del tesoro de los Habsburgo. Horn no lo tuvo nada fácil; las
versiones de lo ocurrido arrojadas por los interrogatorios eran en su mayoría
contradictorias», señala el experto.
Un
mito destruido
La
versión de Hernández contradice radicalmente la expuesta por algunos
historiadores, que afirman que fue justo en el momento en que la lanza fue
robada cuando Hitler se disparó en la boca. Este hecho, añadiría más misterio
aún a la supuesta maldición que perseguía a esta reliquia, pero el periodista lo
considera inverosímil.
«No
hay duda de que este espectacular desenlace de la Segunda Guerra Mundial
merecería ser cierto, pero hay que ceñirse a la realidad histórica y dejar
constancia, para decepción de los aficionados al ocultismo, que ese hecho no se
produjo hasta mucho después de la muerte del Führer» destaca el historiador.
Pero
la historia del artefacto aún no se había acabado, pues, a pesar de que los
norteamericanos se comprometieron a enviar la lanza a sus legítimos dueños en
Austria, apareció en Los Ángeles un año después. Además, el misterio aumentaba,
pues el museo de Viena tenía también una similar.
«Las
fuerzas de ocupación norteamericanas en Austria quedaron en una situación muy
incómoda, a la espera de una investigación para saber si el tesoro hallado en
Los Angeles era auténtico y, por lo tanto, las joyas que habían guardado eran
una falsificación», afirma el historiador.
«Sorprendentemente,
la comprobación no llegaría hasta casi un año después; en 1946 se abrieron por
fin las cajas que contenían las piezas del tesoro en Austria y se compararon
con las fotografías que se habían enviado desde Estados Unidos. Como no podía
ser de otro modo, los funcionarios encargados del estudio llegaron a la
conclusión de que las piezas verdaderas eran las que se encontraban en Viena». A pesar de todo, nunca sabremos donde se encuentra
realmente la lanza o si ésta arma de Viena es la que fue usada para atravesar a
Cristo pues existen tres artefactos más que podrían tener el honor de ser el
auténtico. Sin duda, es imposible quedarse sin dudas.
DOCUFORUM
https://www.youtube.com/watch?v=Fo0Ovlh0ysg
Tras visualizar el documental se abrirá el debate, planteándose todas las opiniones o interrogantes que surjan sobre el tema en cuestión.
Cómo llegar a RESTAURANTE-PIZZERIA GINOS BARCELONA:
Sito en la céntrica Ronda Universidad, nº 27, esquina con Balmes y Rambla de Catalunya, y a muy pocos metros de la Plaza de Catalunya en pleno corazón de la ciudad, tenéis 4 líneas de metros, e infinidad de líneas de autobuses.
También en la misma acera, para los que vengáis de cercanías, tenéis la RENFE.
Mejor ubicación imposible!!.
¡!Os esperamos!!
Móvil para confirmar asistencia o para cualquier consulta: 654113551
Montse Guardia.
GRUP PSICOGNOSIS SINGLES –GPS-
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